El Ideal del Karma Yoga

Capítulo VIII: El Ideal del Karma Yoga #

La idea más importante en la religión del Vedanta es esta : podemos alcanzar el mismo objetivo mediante diferentes caminos. Estos caminos, que ya he resumido, son generalmente cuatro : trabajo, amor, psicología y conocimiento. Pero al mismo tiempo deben recordar que la división entre ellos es difusa, que todos se encuentran relacionados entre sí. Distinguimos uno de otro en función del tipo que prevalece. No significa que no podamos encontrar a una persona que solo posea la facultad de trabajar, que no podamos encontrar a personas que únicamente sean más que devotas o que no haya personas que posean algo más que un simple conocimiento. La división entre estos caminos se lleva a cabo en función del tipo o de la tendencia que prevalece en una persona. Hemos visto que, al final, estos cuatro caminos convergen y pasan a ser uno solo. Todas las religiones y métodos de trabajo y adoración nos guían hacia un único y mismo objetivo.

Ya he intentado explicar ese objetivo. Es mi concepto de libertad. Todo lo que percibimos a nuestro alrededor se encuentra en una lucha por la libertad, desde el átomo hasta el ser humano, desde la insensible e inerte partícula de materia hasta la mayor existencia en el planeta : el alma humana. El universo al completo es, de hecho, el resultado de esta lucha por la libertad. En todas sus combinaciones, cada partícula intenta recorrer su propio camino, escapar de las otras partículas que la aprisionan y la mantienen bajo control. La tierra intenta escapar del sol, la luna intenta escapar de la tierra. Todo posee una tendencia a dispersarse infinitamente. La base de todo lo que vemos en el universo es esa lucha por la libertad. La fuerza de esta tendencia es la razón por la que el santo reza y el ladrón roba. Cuando la línea de acción es inadecuada la llamamos malvada ; cuando su manifestación es adecuada y elevada la llamamos buena. Pero la fuerza, el impulso, es la misma : la lucha por la libertad. El santo se encuentra oprimido por el conocimiento de su condición de esclavo y, como desea deshacerse de esa condición, venera a Dios. El ladrón se encuentra oprimido por la idea de que no posee ciertas cosas e intenta deshacerse de esa necesidad, escapar a esa situación, esto es, robar. La libertad es la única meta de toda la naturaleza, tanto sensible como insensible ; inconsciente o conscientemente, todo lucha por alcanzar ese objetivo. La libertad perseguida por el santo es muy diferente de la que busca el ladrón : la libertad que el santo ama lo guía hacia el disfrute del infinito, la dicha inefable, mientras que la libertad que mora en el corazón del ladrón no hace sino forjar más cadenas para su alma.

La manifestación de esta lucha por la libertad se puede encontrar en cada religión. Es la tierra de cultivo de toda la moral, de la falta de egoísmo, que significa desprenderse de la idea de que el ser humano es lo mismo que su pequeño cuerpo. Cuando vemos a una persona llevando a cabo un trabajo bueno, ayudando a los demás, significa que no puede ser confinada dentro del limitado círculo del « yo y lo mío ». No existe límite alguno a la hora de deshacerse del egoísmo. Todos los grandes sistemas éticos predican la absoluta dedicación altruista como el objetivo que se debe alcanzar. Suponiendo que una persona pueda lograrlo, ¿qué ocurre con ella? Que ya no será el pequeño Don…, sino que habrá alcanzado la expansión infinita. La pequeña personalidad que poseía antes desaparece para siempre, la persona se vuelve infinita. Alcanzar la expansión infinita es la meta de todas las religiones y todas las doctrinas morales y filosóficas. Los personalistas se asustan cuando escuchan esta idea planteada desde un punto de vista filosófico ; pero predicando la moralidad están enseñando, en el fondo, la misma idea. No ponen límites a la dedicación altruista del ser humano. Supongan que una persona se vuelve perfectamente altruista bajo un sistema personalista : ¿cómo podríamos distinguirla de la persona perfecta bajo otros sistemas? Se ha fundido en el universo, y ese es el objetivo común ; simplemente, los pobres personalistas no se atreven a proseguir sus razonamientos hasta la conclusión adecuada. El camino del karma yoga es el trabajo altruista, al final del cual se encuentra la libertad, el objetivo de la naturaleza humana. Toda acción egoísta, por tanto, hace que perdamos el tiempo ; toda acción altruista nos lleva hacia esa meta. Así, la única definición que podemos dar de moral es esta : aquello que es egoísta es inmoral, y lo que es altruista, moral.

Ahora bien, examinándolo al detalle la cuestión no puede verse como algo tan sencillo. El entorno hace que con frecuencia la misma acción sea egoísta o altruista, es decir, en función de una serie de circunstancias ; por tanto, solo podemos dar una definición general y dejar que los detalles se resuelvan tomando en consideración las diferencias de tiempo, lugar y circunstancias. Un tipo de comportamiento se considera moral en un país, mientras que en otro ese mismo comportamiento es inmoral : la razón es que las circunstancias difieren. El objetivo de la naturaleza es la libertad, que solo se consigue mediante el perfecto altruismo ; cada pensamiento, palabra y acto que es altruista nos lleva hacia ese fin y, como tal, se llama moral. Esta definición, como se ve, implica el bien en todas las religiones y sistemas éticos. En algunos sistemas de pensamiento la moral procede de un ser superior, que es Dios. Si preguntan a una persona por qué debe hacer una cosa y no otra, su respuesta es : « Porque es la voluntad de Dios ». Pero sea cual sea el origen del que emanan, el código ético de todos los sistemas posee la misma idea central : no pensar en uno mismo, sino renunciar a hacerlo. Sin embargo, algunas personas, a pesar de esta idea ética elevada, sienten miedo ante el pensamiento de tener que renunciar a sus pequeñas personalidades. Podemos preguntar a la persona que se adhiere a la idea de las pequeñas personalidades para considerar el caso de aquella que se ha vuelto perfectamente altruista, que no piensa en sí misma, que no actúa para sí misma, que no habla sobre sí misma ; luego, podremos decir dónde se encuentra su « yo mismo ». Se tiene constancia del « yo mismo » siempre y cuando se piense, hable o actúe para este. Si se tiene constancia de los demás, del universo, de todo, ¿dónde se encuentra el « yo mismo »? Desaparecido para siempre.

El karma yoga es, de esta forma, un sistema ético y religioso con el que alcanzar la libertad a través del altruismo y los trabajos adecuados. El karma-yogui no necesita en absoluto creer en cualquier doctrina. Puede que no crea ni siquiera en Dios, que no se pregunte qué es su alma o que no piense en una especulación metafísica cualquiera ; consta de su propio objetivo cuando practica la dedicación desinteresada y debe arreglárselas por sí mismo ; cada momento de su vida debe ser una realización porque tiene que resolver mediante el mero trabajo — sin ayuda de una doctrina o teoría — los mismos problemas para los que el jnani1 aplica su razón e inspiración y el bhakta2 aplica su amor.

Ahora se imponen las siguientes cuestiones : ¿en qué consiste este trabajo? ; ¿en qué consiste hacer el bien en el mundo? ; ¿podemos hacer esto último? En un sentido absoluto la respuesta es no ; en un sentido relativo, sí. No se puede hacer el bien en el mundo de forma permanente e imperecedera ; si se pudiera, el mundo no sería el que conocemos. Podemos satisfacer el hambre de una persona durante cinco minutos ; pero volverá a tener hambre. Cada placer con el que cubrimos la necesidad de alguien puede ser considerado momentáneo. Nadie puede curar de forma permanente esta fiebre constante de placer y dolor. ¿Se puede hacer que el mundo sea feliz de forma permanente? Cuando una ola se levanta en el océano el agua deja un hueco al desplazarse. La suma total de las cosas buenas en el mundo ha sido la misma en lo que respecta a la codicia y la necesidad del ser humano ; ni puede aumentar ni disminuir. Tomemos la historia de la raza humana tal y como la conocemos hoy día. ¿No encontramos la misma desgracia y la misma felicidad, los mismos placeres y dolores, las mismas diferencias establecidas? ¿No son algunos ricos y otros pobres, algunos espirituales y otros mundanos, algunos sanos y otros enfermos? Esta misma situación se repetía con los egipcios, los griegos y los romanos de los tiempos antiguos, y lo mismo ocurre con los norteamericanos actuales. La Historia es la prueba de que siempre ha ocurrido lo mismo en lo que respecta al placer y al dolor ; no obstante, al mismo tiempo encontramos que de la mano de estas diferencias incurables siempre ha existido la lucha por aliviarlas. Cada periodo de la Historia ha visto nacer a miles de hombres y mujeres que han trabajado duro para hacer que la vida de los demás sea más cómoda. ¿Y cómo medimos su éxito? El viento vuelve a llenar de arena el hueco que hemos dejado en el suelo al desplazar esta de un lugar a otro. Eliminamos el dolor en el plano físico, pero se desplaza al plano mental. Es como la ilustración del infierno de Dante, en donde se da a los avaros una gran cantidad de oro para que la empujen cuesta arriba. Cada vez que empujan un poco el oro cuesta arriba, en seguida retrocede cuesta abajo. Todas nuestras conversaciones sobre el milenio3 están muy bien como historias para niños ; pero se quedan ahí. Todas las naciones que sueñan con el milenio también piensan que, de entre todas las personas del mundo, ellas tendrán para sí lo mejor de este último. Esta es la maravillosa idea del milenio.

No podemos añadir felicidad a este mundo, como tampoco podemos añadirle dolor. La suma total de las energías del placer y del dolor existentes en la tierra será siempre la misma. Tan solo empujamos estas energías de un lugar a otro, pero seguirán siendo iguales porque permanecer así forma parte de su propia naturaleza. Este fluir y refluir, este crecer y menguar, forma parte de la naturaleza del mundo ; sostener lo contrario sería tan lógico como decir que puede haber vida sin muerte. Sería una completa absurdez, pues la propia idea de vida implica la muerte, y la propia idea de placer implica dolor. La lámpara siempre se encuentra encendida, y en eso consiste su existencia. Si quieren tener una vida, tienen que morir en cada instante por ella. La vida y la muerte son solo diferentes expresiones de lo mismo, consideradas desde diferentes puntos de vista ; son la caída y la ascensión de la misma ola, las dos constituyen un solo conjunto. Uno observa el lado « caída » y se vuelve pesimista ; otro mira el lado « ascensión » y se vuelve optimista. Cuando un chico va a la escuela y sus padres se preocupan por él todo le parece maravilloso ; sus necesidades son simples, es un gran optimista. Pero el anciano, con su amplia experiencia, es más tranquilo y está seguro de poder enfriar considerablemente su fogosidad. De la misma forma, las antiguas naciones, con los signos de decadencia que las rodean, tienden a tener menos esperanza que las nuevas. Existe un proverbio en la India : « Ciudad durante mil años, bosque durante mil años ». Este cambio de ciudad a bosque y viceversa ocurre en cualquier parte, y hace que la gente sea optimista o pesimista en función de su punto de vista.

La siguiente idea es la de igualdad. Las ideas del milenio han sido una gran fuerza motriz para trabajar. El fundamento predicado por muchas religiones es que Dios llegará para dominar el universo, y que después no habrá diferencia en cuanto a la condición humana. Los que predican esta doctrina son simples fanáticos, y los fanáticos son, de hecho, los seres humanos más sinceros. El cristianismo fue predicado basándose en la fascinación por este fanatismo, y esto es lo que lo hizo tan atractivo para los esclavos griegos y romanos : creían que bajo la religión milenaria no habría más esclavitud, que habría comida y bebida para todos ; por tanto, se apiñaron en torno al estandarte del cristianismo. Los que predicaban esta idea primeramente eran, por supuesto, fanáticos ignorantes, aunque muy sinceros. En los tiempos modernos esta aspiración milenaria toma la forma de la igualdad — libertad, igualdad y fraternidad — . Eso también es fanatismo. La verdadera igualdad nunca ha existido ni podrá existir en la tierra. ¿Cómo podríamos ser iguales? Ese tipo imposible de igualdad implica la muerte total. ¿Qué es lo que hace que el mundo sea como es? La pérdida del equilibrio. En el estado primario, conocido como caos, existía un equilibrio perfecto. ¿De dónde proceden todas las fuerzas constructoras del universo? De la lucha, la competición, el conflicto. Supongamos que todas las partículas de materia se encontraban en equilibrio, ¿habría existido entonces el proceso de creación? Gracias a la ciencia sabemos que es imposible. Si perturbamos una capa de agua, veremos que cada partícula de agua intenta encontrar nuevamente la calma, empujándose unas a otras. Todos los fenómenos que conocemos como universo — todo lo que lo compone — luchan por volver a su estado de calma perfecta de la misma forma. Cuando se produce una perturbación se produce combinación y creación. La desigualdad es la propia base de la creación. Las fuerzas que luchan por crear la igualdad son tan necesarias para la creación como las fuerzas que la destruyen.

La igualdad absoluta, que significa que todas las fuerzas que luchan se encuentren en perfecto equilibrio en todos los planos, nunca podrá existir en este mundo. Antes de alcanzar ese estado, el mundo se habrá vuelto perjudicial para todo tipo de vida, y nada ni nadie vivirá en él. Vemos, de esta forma, que todas esas ideas sobre el milenio y sobre la igualdad absoluta no son solo imposibles, sino que también, si intentáramos ponerlas en práctica, nos conducirían con toda seguridad a la destrucción total. ¿Qué es lo que distingue a un ser humano de otro? Es en gran medida una diferencia a nivel cerebral. Hoy día nadie salvo un lunático dirá que todos nacimos con la misma capacidad cerebral. Llegamos al mundo dotados de forma diferente, como personas grandiosas o de mayor bajeza, y no existe escapatoria alguna a nuestra condición predeterminada. Los indios de América vivieron en dicho continente durante miles de años, y muchos ancestros de los norteamericanos actuales llegaron a sus tierras. Vaya cambio que experimentó el país con su llegada. ¿Por qué los indios no llevaron a cabo mejoras y construyeron ciudades si todos eran iguales? Con los ancestros ingleses llegó a aquella tierra un poder cerebral diferente, llegaron diferentes masas de impresiones pasadas que se ejercitaron para manifestarse. La no diferencia absoluta es la muerte. Mientras el mundo dure, la diferenciación existirá y deberá existir ; el milenio de la igualdad perfecta tendrá lugar únicamente cuando un ciclo de creación haya llegado a su fin. No obstante, esta idea de realizar el milenio es una gran fuerza motriz. Al igual que la desigualdad es necesaria para la propia creación, la lucha es necesaria para limitarla. La libertad y el regreso a Dios se consiguen mediante la lucha, sin la cual tampoco existiría la creación. La diferencia entre estas dos fuerzas determina la naturaleza de las motivaciones del ser humano. Siempre existirán estas motivaciones para trabajar ; algunas tenderán a la esclavitud, y otras, a la libertad.

El mundo posee el terrible mecanismo de una rueda que gira dentro de otra ; si lo tocamos, tan pronto como nos atrape estaremos perdidos. Todos pensamos que podremos descansar cuando hayamos cumplido con un deber concreto ; pero antes de que cumplamos con una parte de él otro deber estará esperándonos. Todos somos arrastrados por la poderosa y compleja maquinaria del mundo. Tan solo existen dos escapatorias. La primera es desprenderse de toda preocupación que la maquinaria puede crearnos, dejar que siga su curso y apartarnos de ella, renunciar a nuestros deseos. Esto es muy fácil de decir, pero prácticamente imposible de hacer. Desconozco si entre veinte millones de personas existe una que sea capaz de ello. La otra consiste en sumergirse en el mundo y aprender el secreto del trabajo, el camino del karma yoga : no huyamos de los engranajes del mundo, dejemos que nos lleven y aprendamos el secreto del trabajo. Mediante el trabajo correcto realizado en el interior del mecanismo también es posible escapar de él.

Ya hemos visto qué es el trabajo. Forma parte de la base de la naturaleza, y siempre estará presente. Aquellos que creen en Dios comprenden esto mejor porque saben que Dios no es un ser tan incapaz que necesite nuestra ayuda. Aunque este universo seguirá su curso eternamente, nuestra meta es la libertad, la dedicación desinteresada, y, según el karma yoga, esa meta se alcanzará mediante el trabajo. Todas las ideas de hacer que el mundo sea perfectamente feliz pueden ser buenas como fuerzas motrices para los fanáticos ; pero debemos saber que el fanatismo produce tanta maldad como bondad. El karma-yogui se pregunta por qué se necesitaría para trabajar otro motivo que no fuera el innato amor por la libertad. Hay que ir más allá de los motivos comunes y encomiables : « Tenemos derecho al trabajo pero no a sus frutos ». El karma-yogui dice que el ser humano puede entrenar para conocer y poner en práctica este principio. Cuando la idea de hacer el bien se convierte en parte de una persona, esta no buscará ningún otro motivo para trabajar. Hagamos el bien porque es bueno hacer el bien. El karma-yogui dice que aquel que lleva a cabo un buen trabajo incluso para subir al cielo termina atándose. Cualquier trabajo realizado con el más mínimo motivo egoísta, en lugar de liberarnos, forja una nueva cadena para nuestros pies.

Así, la única forma es renunciar a todos los frutos del trabajo, no atarnos a ellos. Sepan que nosotros no somos este mundo y que este mundo no es nosotros ; que en realidad no somos un cuerpo ; que en realidad no trabajamos. Somos el « yo », tranquilo y en paz por la eternidad. ¿Por qué deberíamos estar atados a algo? Es bueno decir que deberíamos encontrarnos perfectamente desatados, pero, ¿cuál es el camino para hacerlo? El buen trabajo que llevamos a cabo sin una segunda intención, en lugar de forjar una nueva cadena, rompe uno de los eslabones de las cadenas que ya tenemos. La buena idea que entregamos al mundo sin pensar en obtener algo a cambio será almacenada en él y romperá un eslabón de la cadena, y nos hará cada vez más puros, hasta que nos convirtamos en los más puros de los mortales. Ahora bien, se podría ver todo esto más bien como algo quijotesco y demasiado filosófico, más teórico que práctico. He leído muchos argumentos contra el Bhagavad-Gita, y muchos individuos han dicho que no se puede trabajar sin un motivo. Nunca han llegado a considerar el trabajo desinteresado fuera de la esfera del fanatismo y, por tanto, hablan de esa manera.

Dejen que les diga a modo de conclusión algunas palabras sobre un hombre que puso en práctica estas enseñanzas del karma yoga. Ese hombre es Buda, el único hombre que lo haya conseguido a la perfección. Todos los profetas del mundo, salvo Buda, tenían motivos externos para dedicarse a la acción desinteresada. Los profetas del mundo, con esta única excepción, pueden dividirse en dos tipos : por un lado, los que mantienen que ellos son la encarnación de Dios en la tierra ; por otro lado, los que mantienen que ellos son solo Sus mensajeros. Tanto unos como otros sacan el ímpetu para trabajar del exterior, esperan una recompensa del exterior, por muy elevado y espiritual que sea el lenguaje que utilizan. Buda es el único profeta que dijo : « No me interesa conocer vuestras variadas teorías sobre Dios. ¿Qué sentido tiene discutir sobre todas las sutiles doctrinas sobre el alma? Hagan el bien y sean buenos. Ello los liberará y conducirá hacia el lugar en el que se encuentre la verdad ». A lo largo de su vida, Buda no tuvo absolutamente ningún motivo personal. ¿Qué hombre trabajó más que él? Díganme algún personaje histórico que se haya elevado tanto sobre todo lo demás. La raza humana solo ha producido un único personaje así, una filosofía tan elevada y una simpatía tan grande. Este gran filósofo, que predicaba la filosofía más elevada, sentía la más profunda de las simpatías por los animales más inferiores, y jamás exigió nada para él mismo. Él es el ideal de karma-yogui, actuando enteramente sin un motivo, y la Historia de la humanidad lo conoce por haber sido el hombre más grandioso que jamás haya nacido ; además, comparen la enorme combinación de corazón y mente que ha existido, el enorme poder espiritual que se ha manifestado. Él es el primer gran reformador en el mundo, el primero que se atrevió a decir : « No crean porque han aparecido algunos antiguos manuscritos, no crean porque es la ideología de su país, porque fueron creados para creer desde su infancia ; en su lugar, razonen y, después de su análisis, si consideran que pueden ayudar a una persona y todo el mundo así lo cree, vivan con ese ideal y ayuden a los demás a vivir con ese ideal ». Aquel que trabaja sin un motivo es quien mejor trabaja, aquel que no lo hace por dinero, fama o cualquier otra cosa. Cuando una persona haga esto, se convertirá en un « Buda », y del exterior recibirá el poder de trabajar de tal forma que pueda cambiar el mundo. Esa persona representa el ideal más elevado del karma yoga.

Notas #


  1. N.d.T. Es aquel que se conoce a sí mismo y, por tanto, lo conoce todo. ↩︎

  2. N.d.T. Es aquel que practica el bhakti, es decir, la devoción desinteresada como medio para alcanzar el ser supremo impersonal, fuente y destino de todos los seres. ↩︎

  3. N.d.T. Debe comprenderse como un « periodo de felicidad y abundancia ». ↩︎