Atman

Capítulo XIV: El Atman #

Entregado en América

Muchos de vosotros habéis leído el celebre libro de Max Müller Introducción a la filosofía vedanta, y algunos, tal vez, hayáis leído, en alemán, el libro del profesor Deussen sobre la misma filosofía. En las escrituras y enseñanzas de Occidente sobre el pensamiento religioso de la India destaca la filosofía conocida como la Advaita : el lado monista de la religión de la India. Se suele pensar que todas las enseñanzas de los Vedas están incluidas en este sistema filosófico. Sin embargo, existen diversas fases del pensamiento indio, y, tal vez, esta forma no dualista es una minoría en comparación con otras fases. Desde los tiempos más antiguos han existido varias sectas de pensamiento en la India, y como nunca ha existido una iglesia formulada, reconocida, o cualquier grupo de hombres para designar las doctrinas que deben ser creídas por cada filosofía, los individuos han sido libres de elegir su propia forma, de hacer su propia filosofía y de establecer sus propias sectas. Por lo tanto, vemos que desde los tiempos más antiguos, la India ha estado colmada de sectas religiosas. En la actualidad, no sé cuántos cientos de sectas tenemos en la India, y varias otras nuevas surgen cada año. Parecería que la actividad religiosa de esta nación es simplemente inagotable.

En primer lugar, se pueden hacer dos divisiones principales de estas varias sectas : la ortodoxa y la no ortodoxa. Quienes creen en las escrituras hindúes, los Vedas, como revelaciones eternas de la verdad son los llamados ortodoxos, y los que se apoyan en otras autoridades, quienes rechazan los Vedas, son heterodoxos en la India. Las principales sectas hindúes ortodoxas modernas son los jainistas y los budistas. Algunos ortodoxos declaran que las escrituras tienen mucha mayor autoridad que la razón ; otros dicen que solo la parte de las escrituras que es racional debe ser considerada, y el resto, rechazada.

Las tres doctrinas ortodoxas son la Sāmkhya, la Nyāya y la Mīmāmsā. Las dos primeras, a pesar de que existían como escuelas filosóficas, no pudieron alcanzar el estatus de sectas. La única secta que ahora realmente cubre la India es la de los tardíos Mīmāmsā, seguidores de la filosofía Vedanta. Todas las escuelas de filosofía hindú parten de la Vedanta o de los Upanishads ; pero los monistas se tomaron el nombre de la Vedanta como una especialidad, ya que querían basar toda su teología e ideas exclusivamente en esta filosofía. En el transcurso del tiempo, la Vedanta prevaleció, y todas las diferentes sectas de la India que existen hoy en día se pueden relacionar con una u otra de sus escuelas. Sin embargo, estas escuelas no son unánimes en sus opiniones.

Vemos que hay tres variaciones principales entre los seguidores de la Vedanta. Todos ellos creen en Dios. Todos estos seguidores de la Vedanta también creen que la palabra de Dios está revelada en los Vedas, probablemente no exactamente de la misma manera en que lo creen los cristianos o los musulmanes, sino en un sentido muy peculiar. Ellos creen que los Vedas son una expresión del conocimiento de Dios y, como Dios es eterno, su conocimiento está eternamente con Él ; por lo tanto, también los Vedas son eternos. Existe otra creencia común : la creación de ciclos. El conjunto de la creación aparece y desaparece. Es proyectada y se convierte en algo más burdo, y al final de un período incalculable de tiempo, se vuelve más fina y más fina, se disuelve y desaparece. Seguidamente viene un periodo de descanso, y después, nuevamente comienza a aparecer y pasa por el mismo proceso. Ellos postulan la existencia de un material llamado akasha, similar al éter de los científicos, y un poder llamado prana. Afirman que el universo es producido por la vibración de este prana. Cuando un ciclo termina, toda esta manifestación de la naturaleza se vuelve más y más fina, y se disuelve en el akasha, que no se puede ver ni sentir, pero a partir del cual todo se fabrica. Todas las fuerzas que vemos en la naturaleza, como por ejemplo la gravedad, la atracción y la repulsión, o el pensamiento, el sentimiento y el movimiento nervioso, se reducen a ese prana, y entonces la vibración del prana cesa. En ese estado se mantiene hasta el comienzo del siguiente ciclo. Entonces, el prana comienza a vibrar ; esa vibración actúa sobre el akasha, y todas estas formas son expulsadas en sucesiones regulares.

La primera escuela de la que hablaré es la escuela dualista. Los dualistas creen que Dios, que es el creador y gobernante del universo, está eternamente separado de la naturaleza, eternamente separado del alma humana. Dios es eterno, la naturaleza es eterna, y también lo son todas las almas. La naturaleza y las almas se manifiestan y cambian, pero Dios sigue siendo el mismo. De acuerdo con los dualistas, este Dios es personal, tiene cualidades, pero no tiene un cuerpo. Tiene atributos humanos ; es misericordioso, es justo, es poderoso, es todopoderoso ; podemos acercanos a él, podemos orarle, podemos amarlo, su amor es recíproco… En una palabra, es un Dios humano, aunque infinitamente más grande que el ser humano. Él no tiene ninguno de los atributos negativos que tienen los humanos. La definición de los dualistas es : « Él es el depositario de una cantidad infinita de cualidades benditas ». Él no puede crear sin materiales, y la naturaleza es la materia a partir de la cual Él crea todo el universo. Hay algunos dualistas, llamados atomistas, que no siguen la Vedanta, quienes creen que la naturaleza no es más que un número infinito de átomos, y creen que la voluntad de Dios actúa sobre estos átomos, que es esa voluntad la que crea. Los seguidores de la Vedanta niegan la teoría atómica ; dicen que es completamente ilógica. Los átomos indivisibles son como puntos geométricos sin partes ni magnitud ; pero si algo sin partes ni magnitud se multiplica un número infinito de veces, seguirá siendo lo mismo. Todo lo que no tiene partes nunca formará algo con partes ; cualquier cantidad de ceros colocados unos juntos a otros no formarán un número entero. De esta manera, si estos átomos no tienen partes ni magnitud, la creación del universo a partir de dichos átomos es simplemente imposible. Por lo tanto, de acuerdo con los dualistas seguidores de la Vedanta, existe una naturaleza indiscreta o indiferenciada, y a partir de ella Dios crea el universo. La gran mayoría de los indios son dualistas. La naturaleza humana generalmente no puede concebir nada superior. Vemos que el noventa por ciento de la población de la Tierra que cree en alguna religión es dualista. Todas las religiones de Europa y Asia occidental son dualistas ; tienen que serlo. El ser humano ordinario no puede pensar en algo que no sea concreto, de forma natural le gusta aferrarse a lo que su intelecto puede aprehender. Es decir, solo puede concebir las ideas espirituales más altas llevándolas hasta su propio nivel, solo puede aprehender pensamientos abstractos al hacerlos concretos. Esta es la religión de las masas en todo el mundo. Creen en un Dios que está completamente separado de ellos, un gran rey, un alto y poderoso monarca, por así decirlo. Al mismo tiempo, lo hacen más puro que a los monarcas de la tierra, le atribuyen todas las cualidades buenas y eliminan las malas. Como si fuera posible que el bien existiese sin el mal, ¡como si pudiera existir una concepción de la luz sin una de la oscuridad!

En todas las teorías dualistas la primera dificultad es : ¿cómo es posible que pueda haber tantos males en este mundo bajo el gobierno de un Dios justo y misericordioso que es el depositario de un número infinito de buenas cualidades? Esta pregunta surge en todas las religiones dualistas ; pero los hindúes nunca inventaron a Satanás como respuesta. Los hindúes, unánimemente, le echaron la culpa al ser humano, y para ellos fue fácil hacerlo. ¿Por qué? Porque, como he dicho hace un momento, no creían que las almas fueran creadas de la nada. Vemos que en esta vida podemos —cada uno de nosotros— moldear y formar nuestro futuro. Cada día estamos tratando de dar forma al mañana : hoy fijamos el destino del mañana, mañana vamos a fijar el destino del siguiente día, y así sucesivamente. Es bastante lógico que se pueda refutar este razonamiento. Si por nuestros propios actos damos forma a nuestro destino en el futuro, ¿entonces por qué no aplicar la misma regla al pasado? Si en una cadena infinita un cierto número de eslabones se repiten alternadamente y si se explica uno de estos grupos de eslabones, entonces podemos explicar la cadena entera. En consecuencia, si en esta longitud infinita de tiempo podemos extraer una porción, explicarla y entenderla ; si es cierto que la naturaleza es uniforme, la misma explicación debe aplicarse a toda la cadena del tiempo. Si es verdad que estamos trazando nuestro propio destino, aquí, en este corto espacio de tiempo ; si es cierto que todo lo que vemos ahora debe tener una causa, entonces también debe ser cierto que lo que somos ahora es el efecto de la totalidad de nuestro pasado. Por lo tanto, ninguna otra persona es necesaria para dar forma al destino de la humanidad : únicamente, el propio ser humano. Los males que hay en el mundo no son causados sino por nosotros mismos. Hemos causado todo este mal, y así como vemos constantemente la miseria resultante de las malas acciones, también podemos ver que gran parte de la miseria que existe en el mundo es el efecto de la maldad de los seres humanos del pasado. Por lo tanto, de acuerdo con esta teoría, solo el ser humano es responsable. Dios no tiene la culpa. Él, el padre eternamente misericordioso, no puede ser culpado. « Se recoge lo que se siembra ».

Otra enseñanza peculiar de los dualistas nos dice que cada alma debe, eventualmente, llegar a la salvación. Nadie quedará fuera. A través de diversas vicisitudes, de diversos padecimientos y goces, cada uno escapará al final. ¿Escapar de qué? La idea común de todas las sectas hindúes es que todas las almas tienen que escapar de este universo. El universo que vemos y sentimos, ni siquiera uno imaginario, puede ser correcto, el verdadero, porque en ambos se mezclan el bien y el mal. De acuerdo con los dualistas, más allá de este universo existe un lugar colmado únicamente de felicidad y bondad, y cuando se llegue a ese lugar, no habrá más necesidad de nacer y renacer, de vivir y morir. Ellos aprecian mucho esta idea. En ese sitio ya no existe la enfermedad, la muerte. Habrá felicidad eterna ; estarán en presencia de Dios constantemente, y disfrutarán de Él por siempre. Ellos creen que todos los seres, desde el gusano menos desarrollado hasta los ángeles y dioses más elevados, tarde o temprano, alcanzarán ese mundo donde no habrá más miseria. Pero nuestro mundo no tendrá fin ; continúa infinitamente, aunque se mueva como las olas, en ciclos que nunca terminan. El número de almas que han de ser salvadas, que han de ser perfeccionadas, es infinito. Algunas están en las plantas ; otras, en los animales poco desarrollados ; otras, en los seres humanos ; y otras, en los dioses. Pero todas ellas, incluso las de los dioses más grandiosos, son imperfectas, están esclavizadas. ¿De qué son esclavas? De la necesidad de haber nacido y de la necesidad de morir. Incluso los dioses más grandiosos mueren. ¿Quiénes son esos dioses? Representan ciertos estados, ciertos cargos. Por ejemplo, Indra, rey de los dioses, representa un determinado cargo. Un alma grandiosa ha pasado a ocupar ese puesto en este ciclo, y después de este ciclo va a nacer de nuevo como ser humano y va a venir a esta tierra ; mientras tanto, el ser humano que es muy bondadoso en este ciclo va a ocupar ese puesto en el siguiente ciclo. De igual forma sucede con todos estos dioses : son ciertos cargos que han sido ocupados sucesivamente por millones y millones de almas, las cuales, después de haber ocupado estos cargos, vinieron a la tierra y se convirtieron en seres humanos. Quienes hacen obras buenas en este mundo y ayudan a los demás pero con la mirada puesta en la recompensa, con la esperanza de alcanzar el cielo o buscando obtener el elogio de sus semejantes, deben, cuando mueran, cosechar los beneficios de esas obras : se convierten en estos dioses. Pero esa no es la salvación ; la salvación no vendrá mediante la espera de la recompensa. El Señor concede al ser humano lo que desea. Los seres humanos desean poder, desean prestigio, desean disfrutar como dioses, y consiguen estos deseos ; pero ningún efecto del trabajo puede ser eterno. El efecto se agota después de un cierto período de tiempo. Puede durar una eternidad, pero después se acabará, y estos dioses tienen que bajar de nuevo, convertirse en seres humanos y conseguir otra oportunidad para liberarse. Los animales menos desarrollados ascenderán y se convertirán en seres humanos, tal vez en dioses ; después se convertirán en seres humanos de nuevo o volverán a ser animales, hasta el momento en que se libren de todo deseo de disfrute, de la sed de la vida, de este aferrarse al « yo y lo mío ». Este « yo y lo mío » es la raíz de todo el mal en el mundo. Si preguntáis a un dualista : « ¿Es tuyo tu hijo? », él responderá : « Es de Dios. Mi propiedad no es mía, es de Dios ». Todo debe ser considerado propiedad de Dios.

Estas sectas dualistas de la India son vegetarianas, grandes predicadoras de la no matanza de animales. Pero su idea es muy distinta de la que tienen los budistas. Si le preguntamos a un budista : « ¿Por qué predicas en contra de la matanza de cualquier animal? », él responderá : « No tenemos derecho a acabar con ninguna vida » ; y si le preguntamos a un dualista : « ¿Por qué no matas a ningún animal? », él dirá : « Porque pertenece al Señor ». De esta manera, el dualista dice que este « yo y lo mío » se debe aplicar a Dios y solo a Dios ; Él es el único « yo » y todo le pertenece. En el momento en que un ser humano alcanza el estado donde no tiene el « yo y lo mío », cuando todo es entregado al Señor, cuando ama a todo el mundo y está incluso dispuesto a dar su vida por un animal, sin ningún deseo de recompensa, entonces su corazón se purificará, y el amor de Dios se hará en dicho corazón purificado. Dios es el centro de atención de todas las almas. El dualista dice : « Una aguja cubierta con arcilla no será atraída por un imán, pero será atraída tan pronto como la arcilla se elimine ». Dios es el imán y el alma humana es la aguja, y su mal es representado por la suciedad y el polvo que la cubren. Tan pronto como el alma sea pura, será atraída de forma natural hacia Dios y permanecerá con Él para siempre, pero separada eternamente. El alma perfeccionada, si lo desea, puede tomar cualquier forma ; es capaz de tomar un centenar de cuerpos, si lo desea, o no apropiarse de ninguno en absoluto, si así lo desea. Se vuelve casi todopoderosa ; la única excepción es que no puede crear, pues ese poder pertenece solo a Dios. Ningún alma, por perfecta que sea, puede administrar los asuntos del universo ; esta es una función propia de Dios. Pero cuando las almas se perfeccionan, son felices para siempre y viven eternamente con Dios. Esta es la declaración dualista.

Por otro lado, los dualistas se rebelan contra la idea de orar a Dios : « Señor, dame esto y dame aquello ». Ellos piensan que es una mala práctica. Si un ser humano tiene que pedir algún regalo material, debe pedirlo a seres inferiores ; si debe pedir objetos temporales, debe hacerlo a uno de estos dioses, o ángeles, o a un ser perfeccionado. A Dios solo se le puede amar. Es casi una blasfemia pedir a Dios : « Señor, dame esto y dame aquello ». Por lo tanto, de acuerdo con los dualistas, un ser humano conseguirá lo que quiere, tarde o temprano, orando a uno de los dioses ; pero si quiere la salvación, debe adorar a Dios. Esta es la religión de masas de la India.

La verdadera filosofía Vedanta comienza con los llamados no dualistas calificados. Ellos hacen la afirmación de que el efecto nunca es distinto de la causa : el efecto es la causa reproducida en otra forma. Si el universo es el efecto y Dios es la causa, entonces debe tratarse de Dios mismo ; no puede ser nada más que eso. Comienzan afirmando que Dios es la causa material y eficiente del universo ; que Él mismo es el creador y que Él mismo es el material a partir del cual toda la naturaleza es proyectada. La palabra *creación *en vuestro idioma no tiene equivalente en sánscrito, porque en la India no existe secta alguna que crea en la creación de la misma manera en la que es considerada en Occidente : como algo que surge de la nada. Parece que en algún momento hubo unos pocos que tuvieron esta idea, pero fueron rápidamente silenciados. En la actualidad no tengo conocimiento de ninguna secta que crea en esto. Para nosotros el significado de creación es la proyección de lo que ya existía. Ahora bien, todo el universo, de acuerdo con esta secta, es Dios mismo. Él es el material del universo. En los Vedas leemos : « El universo entero ha salido del Ser de la misma forma en que la *urnanabhi *(‘araña’) teje el hilo de su propio cuerpo ».

Si el efecto es la causa reproducida, la pregunta es : ¿cómo es posible que este universo material, aburrido y poco inteligente haya sido producido por un Dios que no es material, sino más bien la inteligencia eterna? ¿Cómo puede ser el efecto tan distinto si la causa es pura y perfecta? ¿Qué es lo que dicen estos no dualistas calificados? Su teoría es muy peculiar. Dicen que estas tres existencias —Dios, la naturaleza y el alma— son una. Por así decirlo, Dios es el alma, y la naturaleza y las almas son el cuerpo de Dios. Así como yo tengo un cuerpo y tengo un alma, todo el universo y todas las almas son el cuerpo de Dios, y Dios es el alma de las almas. Por lo tanto, Dios es la causa material del universo. El cuerpo puede cambiarse, puede ser joven o viejo, fuerte o débil ; pero no afecta de ninguna manera al alma. Es la misma existencia eterna, que se manifiesta a través del cuerpo. Los cuerpos van y vienen, pero el alma no cambia. Aun así, el universo entero es el cuerpo de Dios y, en ese sentido, es Dios ; pero el cambio en el universo no afecta a Dios. Él crea el universo a partir de este material. Al final de un ciclo su cuerpo se vuelve más fino, se contrae ; al inicio de otro ciclo se expande de nuevo, y a partir de ello evolucionan todos estos mundos diferentes.

Tanto los dualistas como los no dualistas calificados admiten que el alma es pura por naturaleza y que a través de sus propias acciones se vuelve impura. Los no dualistas calificados lo expresan de manera más hermosa que los dualistas. Evitan decir que esa pureza y perfección del alma se contraen, para después ponerse de manifiesto nuevamente, y nos dicen que lo que ahora estamos tratando de hacer es manifestar nuevamente la inteligencia, la pureza y la potencia que son propias del alma. Las almas tienen una multitud de cualidades, excepto la omnipotencia o la omnisciencia. Cada mala acción contrae la naturaleza del alma, y cada buena acción la expande. Estas almas son todas parte de Dios. « Así como a partir de un fuego ardiente se desprenden millones de chispas de la misma naturaleza, a partir de este Ser infinito, Dios, estas almas han surgido ». Cada uno tiene el mismo objetivo. El dios de los no dualistas calificados es también un dios personal, el depositario de un número infinito de cualidades benditas. Solo Él penetra a través de todo en el universo. Él es inmanente en todo y en todas partes. Cuando las escrituras dicen que Dios es todo, significa que Dios penetra a través de todo ; no quiere decir que Dios se haya convertido en la pared, sino que Dios está en la pared. No hay ni una partícula, ni un átomo en el universo en el que Él no esté presente. Las almas están limitadas, no son omnipresentes. Cuando alcanzan la expansión de sus poderes y se vuelven perfectas, no hay más nacimiento o muerte para ellas : viven para siempre con Dios.

Ahora llegamos a los seguidores de la Advaita, la última doctrina, y en nuestra opinión, la flor más bella de la filosofía y de la religión que cualquier país en cualquier época haya jamás producido. Una filosofía en la que el pensamiento humano alcanza su más alta expresión y que incluso va más allá del misterio que parece impenetrable. Se trata de la Vedanta no dualista. Es demasiado abstrusa, demasiado elevada para ser la religión de las masas. Incluso en la India, su lugar de nacimiento y donde ha supremamente gobernando por los últimos tres mil años, no ha sido capaz de llegar a las masas. A medida que avancemos, descubriremos que es difícil incluso para los hombres o mujeres más reflexivos de cualquier país entender la Vedanta. Nos hemos hecho muy débiles ; nos hemos vuelto muy bajos. Podemos tener grandes pretensiones, pero, naturalmente, queremos apoyarnos en alguien más. Somos como pequeñas plantas débiles, siempre deseando un soporte. ¡Cuántas veces me han pedido una « religión cómoda »! Muy pocos individuos piden la verdad, menos aún se atreven a conocer la verdad, y muchos menos aún se atreven a seguirla en todos sus aspectos prácticos. No es su culpa ; es simplemente una debilidad del cerebro. Cualquier nuevo pensamiento, sobre todo uno superior, crea una perturbación ; trata, por así decirlo, de crear un nuevo canal en el cerebro, que desquicia el sistema y hace que los seres humanos pierdan el equilibrio. Se utilizan en ciertos entornos, y tienen que superar una enorme masa de antiguas supersticiones : la superstición ancestral, la superstición de clase, la superstición de la ciudad, la superstición del país y, además de todo ello, la gran masa de supersticiones que son innatas de cada ser humano. Sin embargo, hay unas pocas almas valientes en el mundo que se atreven a concebir la verdad, que se atreven a aceptarla y a seguirla hasta el final.

¿Qué declara el seguidor de la Advaita? Él dice que si hay un Dios, ese Dios debe ser tanto el material como la causa eficiente del universo. No solo es el creador, sino que también es el creado. Él es este universo. ¿Como puede ser? ¿Dios, el puro, el espíritu, se ha convertido en el universo? Sí, aparentemente sí. Todo lo que la gente ignorante ve como el universo en realidad no existe. Vosotros y yo, ¿qué somos?, y todas estas cosas que vemos, ¿qué son? Mero autohipnotismo. Solo hay una existencia : el infinito, el siempre bendito. En esa existencia tenemos diversos sueños. Es el atman, más allá de todo, el infinito, más allá de lo conocido, más allá de lo cognoscible ; en y a través de ello vemos el universo. Es la única realidad. Es esta mesa ; es el público que esta frente a mí ; es la pared ; es todo, excepto el nombre y la forma. Si quitáis la forma de la mesa y el nombre, lo que queda es ello. El seguidor de la Vedanta no lo llama él o ella ; estas son ficciones, delirios del cerebro humano : el alma no tiene sexo. Las personas que están bajo la ilusión, que son como animales, ven a una mujer o a un hombre ; los dioses vivientes no ven a hombres ni a mujeres. ¿Cómo pueden tener alguna idea de sexo quienes están más allá de todo? Cada ser y cada objeto es el atman, el Ser, el asexuado, el puro, el siempre bendito. Son el nombre, la forma y el cuerpo —que son materiales— los que hacen toda la diferencia. Si quitáis estas dos diferencias, el nombre y la forma, todo el universo es uno ; no hay dos, sino uno en todas partes. Vosotros y yo somos uno. No hay ni naturaleza, ni Dios, ni universo, solamente esa existencia única infinita, a partir de la cual, por medio del nombre y la forma, todo es fabricado. ¿Cómo conocer al conocedor? No puede ser conocido. ¿Cómo podéis ver vuestro propio Ser? Solo os podéis reflejar. Todo este universo es el reflejo de ese eterno Ser, el atman, y conforme el reflejo cae sobre reflectores buenos o malos, imágenes buenas o malas se forman. De igual forma sucede en el asesino : el reflector es malo, no el Ser. En el santo, el reflector es puro. El Ser, el atman, es por naturaleza puro. Es lo mismo, la existencia del universo que está reflejándose desde el gusano menos desarrollado hasta el ser más alto y perfecto. La totalidad de este universo es una unidad, una existencia física, mental, moral y espiritual. Estamos buscando esta existencia de diferentes formas y creando todas estas imágenes sobre ella. Para el ser que se ha limitado a la condición de humano, aparece como el mundo de los seres humanos. Para el ser que está en un plano superior de existencia, puede parecer como el cielo. Solo hay un alma en el universo, no dos. Ni va ni viene. No ha nacido, no muere, no se reencarna. ¿Cómo puede morir? ¿A dónde puede ir? Todos estos cielos, todas estas tierras y todos estos lugares son imaginaciones vanas de la mente. No existen, nunca existieron en el pasado y nunca existirán en el futuro.

Soy omnipresente, eterno. ¿A dónde puedo ir? ¿En dónde no he estado? Estoy leyendo este libro de la naturaleza. Estoy leyendo y pasando página tras página, y un sueño de la vida tras otro se va. Otra página de la vida se pasa, otro sueño de la vida viene y se va, y cuando he terminado mi lectura, lo dejó ir y me hago a un lado ; me deshago del libro y todo ha terminado. ¿Qué predica el seguidor de la Advaita? Él destrona a todos los dioses que jamás han existido o que existirán en el universo, y coloca en ese trono al Ser del individuo, el atman, más alto que el sol y la luna, más alto que los cielos, más grandioso que el universo mismo. No hay libros, ni escrituras ni ciencia alguna que puedan imaginar la gloria del Ser que aparece como el ser humano, el Dios más glorioso que jamás ha habido, el único Dios que jamás haya existido, existe o existirá. Por lo tanto, yo no adoro a nadie más que a mí mismo. « Yo adoro a mi Ser », dice el seguidor de la Advaita. ¿Ante quién tengo que inclinarme? Saludo a mi Ser. ¿A quién debo acudir para obtener ayuda? ¿Quién me puede ayudar? ¿El Ser infinito del universo? Estos son sueños tontos, alucinaciones. ¿Quién ha ayudado jamás a alguien? Nadie. Siempre que vea a un individuo débil, un dualista, llorando y pidiendo ayuda a algún lugar más de los cielos, es porque no sabe que los cielos están en él. Él quiere ayuda desde los cielos, y la ayuda viene. Vemos que así sucede ; pero esta ayuda viene del interior de su Ser, y se equivoca al creer que viene de fuera. A veces, una persona enferma, acostada en su cama, puede oír un golpe en la puerta. Se levanta, abre y no encuentra nadie allí. Vuelve a la cama, y otra vez escucha el golpe. Se levanta y abre la puerta. Nadie está ahí. Por fin se da cuenta de que era el latido de su propio corazón lo que confundía con un golpe en la puerta. Así, la persona, después de esta vana búsqueda de dioses fuera de sí misma, completa el círculo y regresa al lugar de inicio : el alma humana. Se da cuenta de que el dios a quien estaba buscando en montes y valles, a quien había buscado en cada arroyo, en cada templo, en las iglesias y en los cielos, ese dios a quien incluso había imaginado sentado en el cielo mientras gobernaba el mundo, es su propio Ser. Yo soy Él y Él es Yo. Nadie más que yo era Dios, y este pequeño « yo » nunca existió.

No obstante, ¿cómo podría haber sido engañado ese Dios perfecto? Nunca lo fue. ¿Cómo podría haber estado soñando un Dios perfecto? Nunca soñó. La verdad nunca sueña. La pregunta « ¿de dónde surgió esta ilusión? » es absurda. La ilusión surge de la ilusión misma. No habrá ilusión siempre que se vea la verdad. La ilusión siempre se basa en la ilusión ; nunca descansa en Dios, en la verdad, en el atman. Nunca se está en la ilusión ; es la ilusión la que está en vosotros, delante de vosotros. Una nube está aquí ; otra viene y la empuja para tomar su lugar. Después, otra viene y empuja está última. Al igual que el eterno cielo azul es ocultado por nubes de varios tonos y colores que, tras haber permanecido un corto período de tiempo, desaparen, revelando el mismo azul eterno, vosotros sois eternamente puros, eternamente perfectos. Vosotros sois los verdaderos dioses del universo ; pero no hay dos, solo hay uno. Es un error decir « tú y yo » ; digamos « yo ». Soy yo quien está en millones de bocas ; ¿cómo puedo tener hambre? Soy yo quien está trabajando a través de un número infinito de manos ; ¿cómo puedo estar inactivo? Soy yo quien está viviendo la vida de todo el universo ; ¿dónde me espera la muerte? Estoy más allá de toda la vida, más allá de toda la muerte. ¿Dónde he de buscar la libertad? Soy libre por mi naturaleza. ¿Quién me puede esclavizar? ¿El Dios de este universo? Las escrituras del mundo no son sino pequeños mapas que desean delinear mi gloria ; pero yo soy la única existencia del universo. Así, el seguidor de la Advaita dice : « ¿Qué significan estos libros para mí? ».

« Conoced la verdad y seréis libres en un momento ». Así toda la oscuridad se desvanecerá. Cuando el ser humano se ha visto a sí mismo como uno con el Ser Infinito del universo ; cuando todo lo que lo separaba ha cesado ; cuando todos los hombres y mujeres, dioses y ángeles, todos los animales y las plantas, y todo el universo se ha fundido en esa unidad, entonces todos los miedos desaparecerán. ¿Puedo hacerme daño? ¿Puedo acabar con mi vida? ¿Puedo lastimarme? ¿A quién temeré? ¿Puedo temer a mi propio Ser? Todo el dolor desaparecerá. ¿Qué me puede causar dolor? Yo soy la única existencia del universo. Todos los celos desaparecerán. ¿A quién envidiaré? ¿A mí mismo? Todos los malos sentimientos desaparecerán. ¿Contra quién puedo tener malos sentimientos? ¿Contra mí mismo? No hay nadie en el universo más que yo. El seguidor de la Vedanta dice que esta es la única manera de alcanzar el conocimiento. Acabad con estas diferencias, terminad con estas múltiples supersticiones. « La paz eterna pertenece a quien en este mundo de muchos ve al uno, a quien en esta masa de inconsistencias ve a ese Ser sensible, a quien en este mundo de sombras se hace con esa realidad. A nadie más, a nadie más ».

De los tres pasos del pensamiento religioso de la India, estos son los puntos más destacados que ha tomado con respecto a Dios. Hemos visto que se inició con el dios personal, extracósmico ; se pasó del cuerpo cósmico externo al interno, al dios inmanente en el universo, y se llegó por último a la identificación de la propia alma con ese dios, haciendo una sola alma, una unidad de todas estas diversas manifestaciones en el universo. Esta es la última palabra de los Vedas. Comienza con el dualismo, pasa a través de un monismo calificado y termina en el monismo perfecto. Sabemos que muy pocos en este mundo pueden llegar a lo último, o incluso se atreven a creer en ello, y menos aún se atreven a actuar en consecuencia. Sin embargo, sabemos que ahí reside la explicación de toda ética, de toda moralidad y espiritualidad en todo el universo. ¿Por qué todos dicen : « Haced el bien a los demás »? ¿Dónde está la explicación? ¿Por qué todos los grandes seres humanos han predicado la fraternidad de la humanidad, y los seres humanos aún más grandiosos, la hermandad de todas las vidas? Porque, fueran o no conscientes de ello o no, detrás de todo eso, a través de todas sus supersticiones irracionales y personales, atisbaron la luz eterna del Ser, negaron toda multiplicidad y afirmaron que todo el universo no es más que uno.

La última palabra nos dio un universo que a través de los sentidos vemos como materia ; a través del intelecto, como almas ; y a través del espíritu, como Dios. Para el ser humano que arroja sobre sí mismo velos, para quien el mundo es un lugar de iniquidad y maldad, este mismo universo cambiará y se convertirá en un lugar horrible. Para otro ser humano que quiere goces, este mismo universo cambiará su apariencia y se convertirá en un cielo. Y para el ser humano perfecto, todo se desvanecerá y se convertirá en su propio Ser.

Debido a como es la sociedad en el momento actual, estas tres etapas son necesarias ; una no niega la otra, una es simplemente el cumplimiento de la otra. El seguidor de la Advaita o el seguidor calificado de la Advaita no dice que el dualismo sea incorrecto : se trata de un punto de vista acertado, pero inferior. Está en el camino a la verdad, por lo tanto, dejemos que todo el mundo construya su propia visión de este universo de acuerdo con sus propias ideas. No lastiméis a nadie, no neguéis a nadie su posición. Aceptad a las personas como son y, si podéis, tendeles una mano para llevarlas a una plataforma más alta, sin herir o destruir jamás. Todos alcanzarán la verdad a largo plazo. « Cuando se venzan todos los deseos del corazón, este mismo mortal será inmortal » : el ser humano se convertirá en Dios.