Capítulo XV: El Atman, sus ataduras y su libertad #
Entregado en América
De acuerdo con la filosofía Advaita, solo una cosa en el universo es real, y se llama Brahmán ; todo lo demás es irreal, manifestado y fabricado a partir de Brahmán por el poder de Maya. Nuestra meta es alcanzar nuevamente ese Brahmán. Cada uno de nosotros somos ese Brahmán, esa realidad, además de este Maya. Si podemos deshacernos de este Maya o ignorancia, entonces nos convertiremos en lo que somos en realidad. De acuerdo con esta filosofía, cada ser humano está constituido de tres partes : el cuerpo, el órgano interno —o la mente— y, detrás de eso, lo que se llama el atman, el Ser. El cuerpo es el revestimiento externo y la mente es el revestimiento interno del atman, que es el perceptor real, el que verdaderamente disfruta, el ser en el cuerpo que funciona por medio del órgano interno, o la mente.
El atman es la única existencia en el cuerpo humano inmaterial. Debido a que es inmaterial, no puede ser un compuesto y, por ello, no obedece a la ley de causa y efecto. De esta manera, podemos concluir que es inmortal. Lo que es inmortal no puede tener un principio, ya que todo lo que consta de un principio debe tener un fin. También se deduce que no puede tener forma. No existe ninguna forma sin materia ; todo lo que tiene forma debe tener un principio y un fin. Ninguno de nosotros ha visto una forma que no tenga un principio y no tenga un fin. Una forma surge de la combinación de fuerza y materia. Esta silla tiene una forma peculiar ; una cierta fuerza actúa sobre cierta cantidad de materia para obligarla a adoptar una forma particular. La figura es el resultado de una combinación de materia y fuerza. La combinación no puede ser eterna ; después de un tiempo, cada combinación se disolverá. Así, todas las formas tienen un principio y un fin. Sabemos que nuestro cuerpo perecerá, que tuvo un principio y tendrá un fin. Pero el Ser, que no tiene forma, no está limitado por la ley del principio y del fin. Existe durante un tiempo infinito ; el Ser de cada individuo es eterno, al igual que el tiempo. En segundo lugar, debe estar presente en todo. Únicamente la forma está condicionada y limitada por el espacio ; no ocurre igual con lo que no tiene forma. Así, de acuerdo con la Advaita Vedanta, el Ser, el atman, en vosotros, en mí, en cada uno, es omnipresente. Vosotros estáis tanto en el sol como en la tierra, tanto en España como en América Latina. El Ser actúa a través de la mente y el cuerpo, y su acción es visible en donde estén.
Cada trabajo que hacemos, cada pensamiento que pensamos, produce una impresión en la mente ; en sánscrito se conoce como samskara. La suma total de estas impresiones se convierte en una fuerza tremenda que se llama carácter. El carácter de un ser humano es lo que él ha creado para sí mismo ; es el resultado de las acciones mentales y físicas que él ha hecho en su vida. La suma total de los *samskaras *es la fuerza que guía al ser humano después de la muerte. Un ser humano muere, su cuerpo decae y se desintegra en los elementos que lo forman ; pero los samskaras permanecen, se adhieren a la mente, que, al estar hecha de material fino, no se disuelve : cuanto más fino es el material, más persistente es. Pero nosotros luchamos porque la mente también se disuelve a largo plazo. En este sentido, el mejor ejemplo que viene a mi mente es el del torbellino : diferentes corrientes de aire provenientes de diferentes direcciones se encuentran en un punto, se unen y continúan girando ; a medida que giran, forman un cuerpo de polvo que atrae trozos de papel, paja, etc., para después dejarlos caer y seguir avanzando, girando, levantando y formando cuerpos con los materiales que encuentran a su paso. De la misma manera, las fuerzas —llamadas *pranas *en sánscrito— se unen y forman el cuerpo y la mente a partir de la materia, y siguen adelante hasta que el cuerpo cae ; después levantan otros materiales para hacer otro cuerpo, y cuando este cae, otro surge, y así continúa el proceso. La fuerza no puede viajar sin materia. Cuando el cuerpo cae, la sustancia mental permanece ; el prana, en forma de samskaras, actúa sobre ella, y luego viaja a otro lugar, crea otro torbellino de materiales frescos y comienza otro movimiento. Así se desplaza de un lugar a otro hasta que la fuerza se agota, y luego cae, acabada. De esta forma, cuando la mente acabe, será completamente reducida a pedazos, sin dejar ningún Samskara, y seremos totalmente libres. Hasta que llegue ese momento, estaremos esclavizados ; hasta entonces, el *atman *está cubierto por el torbellino de la mente, e imagina que lo llevan de un lugar a otro. Cuando el torbellino se disipa, el *atman *se da cuenta de que es omnipresente. Puede ir a donde desee, es totalmente libre, y es capaz de fabricar el número de mentes o cuerpos que desee. Pero hasta entonces, solo puede seguir al torbellino. Esta libertad es la meta hacia la que todos nos dirigimos.
Supongamos que hay una pelota en una habitación y con un mazo en la mano cada uno comienza a golpearla. Se le dan cientos de golpes, conduciéndola de un lugar a otro, hasta que al final sale de la habitación. ¿Con qué fuerza y en qué dirección va a salir? Esto será determinado por las fuerzas que han actuado sobre la pelota por toda la habitación. Todos los diferentes golpes que se le han dado tendrán sus efectos. Cada una de nuestras acciones, mentales y físicas, corresponden a uno de esos golpes. La mente humana es una pelota que se está golpeando. Nos golpean a cada instante durante el paso por esta habitación del mundo, y nuestra salida está determinada por la fuerza de todos estos golpes. En cada caso, la velocidad y la dirección de la pelota están determinadas por los golpes que ha recibido ; de igual forma, todas nuestras acciones en este mundo determinarán nuestro futuro nacimiento. Por lo tanto, nuestro nacimiento actual es el resultado de nuestro pasado. Este es otro caso. Supongamos que os doy una cadena infinita, compuesta alternativamente por eslabones negros y blancos. Esta cadena no tiene ni principio ni fin, y suponed que os cuestiono sobre la naturaleza de la cadena. En un primer momento, será difícil determinar su naturaleza, ya que la cadena es infinita en ambos extremos ; pero poco a poco descubriréis que es una cadena. Pronto descubriréis que esta cadena infinita es una repetición de dos eslabones —unos blancos, otros negros—, y que estos multiplicados infinitamente forman una cadena. Si conocéis la naturaleza de uno de estos eslabones, conoceréis la naturaleza de toda la cadena debido a que es una repetición perfecta. Todas nuestras vidas —pasadas, presentes y futuras— forman, por así decirlo, una cadena infinita, sin principio y sin fin ; cada eslabón de la cadena es una vida con dos extremos : nacimiento y muerte. Lo que somos y hacemos aquí se repite una y otra vez, con variaciones mínimas. Así que si conocemos estos dos eslabones, conoceremos todos los pasajes que tendremos que realizar a través de este mundo. De esta forma, vemos que nuestro paso por este mundo está determinado de forma exacta por nuestros pasos anteriores. De forma similar, estamos en este mundo por nuestras propias acciones. Del mismo modo que salimos cargando con la suma total de nuestras acciones presentes, vemos que llegamos cargando con la suma total de nuestras acciones pasadas ; lo que nos hace salir es lo mismo que nos hace llegar. ¿Qué es lo que nos hace llegar? Nuestras acciones pasadas. ¿Qué es lo que nos hace salir? Nuestras propias acciones aquí, y así seguimos sucesivamente. Al igual que la oruga que saca el hilo de su propia boca, construye su capullo y se encierra en el interior de este, nosotros mismos nos hemos atado por medio de nuestras propias acciones. Hemos lanzado la red de nuestras acciones a nuestro alrededor. Hemos establecido la ley de la causalidad en movimiento, y nos resulta difícil salir de ahí. Hemos puesto la rueda en movimiento, y esta nos está aplastando. Así, esta filosofía nos enseña que nuestras propias acciones, buenas o malas, nos atan uniformemente.
El *atman *nunca viene ni va, ni nace ni muere. Es la naturaleza la que está en movimiento ante el atman, y el reflejo de dicho movimiento está en el atman. De forma ignorante, el *atman *piensa que es él quien se está moviendo, y no la naturaleza. Cuando el *atman *piensa así está esclavizado ; pero cuando descubre que nunca se mueve, que es omnipresente, entonces llega la libertad. El *atman *esclavizado se llama jiva. De este modo, podemos ver que cuando se dice que el *atman *va y viene, es únicamente para facilitar la comprensión, al igual que, por conveniencia, en el estudio de la astronomía se os pide que supongáis que el sol se mueve alrededor de la tierra, aunque tal no sea el caso. De esta forma, el jiva, el alma, alcanza estados superiores o inferiores. Esta es la conocida ley de la reencarnación, y esta ley une toda la creación.
La gente en este país cree que es horrible pensar que el ser humano proviene de un animal. ¿Por qué? ¿Cuál será el final de estos millones de animales? ¿Son nada? Si tenemos un alma, ellos también la tienen ; si no tienen alma alguna, tampoco la tenemos nosotros. Es absurdo decir que solo el ser humano tiene un alma, que los animales no la tienen. He visto a hombres que son peores que animales.
El alma humana ha residido en formas inferiores y superiores, migrando de una a otra, de acuerdo con los *samskaras *o impresiones. Pero es solo en la forma más alta, en el ser humano, en la que puede alcanzar la libertad. La forma del ser humano es incluso superior a la forma de ángel, y de todas las formas es la más alta. El ser humano es el ser más elevado en la creación, pues alcanza la libertad.
Todo este universo estaba en Brahmán, y era, por así decirlo, proyectado fuera de él ; se ha estado moviendo hacia la fuente de la cual se proyectó, tal como la electricidad que sale de la dínamo para completar el circuito y regresar a su fuente. Lo mismo ocurre con el alma. Proyectada de Brahmán, pasa a través de todo tipo de formas vegetales y animales, y al final reside en el ser humano, el cual está más cerca de Brahmán. La lucha más grande de la vida es regresar a Brahmán, del que hemos sido proyectados. No importa si las personas lo saben o no. En el universo, todo lo que vemos en movimiento, todas las luchas de los minerales, plantas o animales, consisten en un esfuerzo por volver al centro y reposar ahí. Había un equilibrio que ha sido destruido ; la totalidad de las partes, átomos y moléculas están luchando por encontrar nuevamente el equilibrio perdido. En esta lucha se están combinando y reformando, dando lugar a todos los maravillosos fenómenos de la naturaleza. Todas las luchas y competencias en la vida animal, en la vida vegetal y en cualquier otro lugar, todas las luchas sociales y las guerras, no son más que expresiones de esa lucha eterna por volver a dicho equilibrio.
El camino desde el nacimiento hasta la muerte, este viaje, se llama samsara en sánscrito, literalmente, el ‘ciclo de nacimiento y muerte’. Tarde o temprano, toda la creación, al pasar por este ciclo, será libre. La pregunta que puede hacerse es que si todos alcanzaremos la libertad, ¿por qué debemos luchar por conquistarla? Si cada uno va a ser libre, podríamos sentarnos y esperar. Es cierto que, tarde o temprano, cada ser será libre. Nadie se puede perder ; nada puede llegar a la destrucción ; todo debe llegar. De ser así, ¿de qué sirve nuestra lucha? En primer lugar, la lucha es el único medio que nos lleva al centro, y en segundo lugar, no sabemos por qué luchamos. Tenemos que hacerlo. « Entre miles de seres humanos, algunos son conscientes de la idea de que llegarán a ser libres ». Las grandes masas de la humanidad se contentan con las cosas materiales, pero hay algunas que « despiertan » y quieren volver, que han tenido suficiente de este juego, aquí abajo. Estas masas luchan conscientemente, mientras que el resto lo hace inconscientemente.
El alfa y omega de la filosofía Vedanta es renunciar al mundo, renunciar a lo irreal y aceptar lo real. Quienes están enamorados del mundo pueden preguntar : « ¿Por qué debemos tratar de salir del mundo para volver al centro? Supongamos que todos hemos venido de Dios, pero vemos que este mundo es placentero y agradable ; entonces, ¿por qué no tratar más bien de conseguir más y más del mundo? ¿Por qué debemos tratar de salir de él? ». Ellos dicen que observemos las maravillosas mejoras que se dan en el mundo todos los días, cuánto lujo se está obteniendo a partir de ello. Esto es muy agradable. ¿Por qué debemos ir lejos y luchar por algo diferente? La respuesta es que con certeza el mundo morirá, se destruirá, y muchas veces hemos tenido los mismos goces. Todas las formas que vemos ahora se han manifestado una y otra vez, y el mundo en que vivimos ahora ha estado aquí muchas veces antes. He estado aquí y os he hablado muchas veces antes. Vosotros sabéis que así debe ser, y las palabras que habéis estado escuchando ahora las habéis oído muchas veces con anterioridad. Y muchas veces más será lo mismo. Las almas nunca fueron diferentes, los cuerpos se han disuelto y han vuelto a surgir constantemente. En segundo lugar, estas cosas se producen periódicamente. Supongamos que aquí hay tres o cuatro dados y cuando los tiramos obtenemos un cinco, un cuatro, un tres y un dos. Si continuáis lanzando, en algún momento los mismos números aparecerán. Seguid lanzando, y sin importar cuán largo sea el intervalo, esos números deben aparecer de nuevo. Debido a la ley de la causalidad, no se puede afirmar en cuántos tiros obtendremos la misma combinación. Lo mismo sucede con las almas y sus asociaciones. Sin importar lo distantes que sean los períodos, las mismas combinaciones y disoluciones sucederán una y otra vez. El mismo nacimiento, comida, bebida y muerte regresan en ciclos una y otra vez. Algunos nunca encuentran nada superior a los goces del mundo ; pero quienes quieren volar más alto descubren que estos goces no son definitivos, que, simplemente, están en el camino.
Cada forma, comenzando por el pequeño gusano y terminando por el ser humano, es como una de las cabinas de la noria de Chicago, que está en movimiento constante ; solo cambian sus ocupantes. Un ser humano entra en una cabina, se mueve con la noria y sale de ella. La noria continúa girando. Un alma entra en una forma y reside en ella por un tiempo ; a continuación, la deja y se va a otra, y después deja esta segunda forma por una tercera. Y así continúa el ciclo hasta que sale de la noria y se vuelve libre.
En todos los países y en todos los tiempos se han conocido poderes asombrosos para leer el pasado y el futuro de la vida de los seres humanos. La explicación es que mientras el atman está dentro del ámbito de la causalidad (aunque su libertad inherente no está del todo perdida y puede afirmarse, incluso hasta el punto de tomar el alma de la cadena causal, como lo hace en el caso de los individuos que alcanzan la libertad), sus acciones están fuertemente influenciadas por la ley de causalidad, permitiendo que los seres humanos, poseídos por la idea de trazar la secuencia de los efectos, puedan relatar el pasado y el futuro.
Mientras exista el deseo o la necesidad de posesión, existirá una señal segura de que hay imperfección. Un ser perfecto, libre, no puede tener ningún deseo. Dios no puede querer nada. Si Él desea, no puede ser Dios, sería imperfecto. Así que todo lo que se dice sobre que Dios desea esto o aquello, que Dios se enoja y es complacido, no son más que palabras infantiles que no significan nada. Por lo tanto, como todos los maestros nos han enseñado, « no deseéis nada, renunciad a todos los deseos y satisfaceros plenamente ».
Un niño viene al mundo gateando y sin dientes, y el viejo sale sin dientes y gateando. Los extremos son iguales : simplemente, uno de ellos no tiene ninguna experiencia de la vida, mientras que el otro ha pasado por todo. Cuando las vibraciones del éter son muy bajas, no vemos la luz, solo vemos oscuridad ; cuando son muy altas, el resultado también es la oscuridad. Los extremos generalmente parecen ser el mismo, aunque uno sea tan distante del otro como los polos. La pared no tiene deseos, ni tampoco el ser humano perfecto. Pero la pared no es lo suficientemente sensible como para desear, mientras que el ser humano perfecto no tiene nada que desear. Hay idiotas que no tienen deseos en este mundo porque su cerebro es imperfecto. Al mismo tiempo, el estado más alto es cuando no tenemos deseos ; pero los dos son polos opuestos de la misma existencia. Uno se encuentra cerca del animal, el otro cerca de Dios.