Maya y libertad

Capítulo V: Maya y libertad #

Entregado en Londres el 22 de octubre de 1896

El poeta dice : « Arrastrando nubes de gloria hemos llegado ». Sin embargo, no todos hemos llegado arrastrando nubes de gloria : algunos de nosotros hemos llegado arrastrando nieblas negras. Que no haya ninguna duda al respecto, pero cada uno de nosotros viene a este mundo para luchar, como en un campo de batalla. Venimos aquí llorando para pelear nuestro camino, tan bien como podamos, y para crear nuestro propio camino a través de este océano infinito de la vida ; hacia adelante vamos, dejando detrás de nosotros largos años y enfrentándonos a una inmensa extensión más allá. Y así vamos, hasta que llega la muerte y nos saca del campo ; victoriosos o derrotados, no lo sabemos. Y esto es maya.

La esperanza domina el corazón de la infancia. El mundo entero es una visión de oro ante los ojos abiertos de un niño ; él piensa que su voluntad es suprema. A medida que se mueve hacia adelante, la naturaleza se va erigiendo como una pared inquebrantable, bloqueando su futuro progreso. Él puede lanzarse contra ella una y otra vez, tratando de abrirse paso. Cuanto más lejos va, más retrocede el ideal, hasta que la muerte viene y, tal vez, haya liberación. Y esto es maya.

El ser humano de ciencia se eleva, tiene sed de conocimientos. Ningún sacrificio es demasiado grande, ninguna lucha es lo suficientemente vana. Se mueve hacia adelante, a través de la naturaleza, descubriendo secreto tras secreto, buscando los secretos de su corazón más íntimo ; ¿y para qué? ¿Para qué es todo esto? ¿Por qué debemos glorificarlo? ¿Por qué debería adquirir fama? ¿La naturaleza no hace infinitamente más de lo que cualquier ser humano puede hacer? La naturaleza es torpe, insensible. ¿Por qué debería ser glorioso imitar al torpe, al insensible? La naturaleza puede lanzar un rayo de cualquier magnitud a cualquier distancia. Si alguien puede lanzar uno más pequeño, le alabamos cual Mesías llegado de los cielos. ¿Por qué? ¿Por qué debemos alabarlo por imitar la naturaleza, por imitar la muerte, por imitar la torpeza, por imitar la insensibilidad? La fuerza de gravedad puede reducir a escombros la masa más grande que jamás haya existido ; sin embargo, es insensible. ¿Qué gloria hay en imitar al insensible? No obstante, todos luchamos por ello. Y esto es maya.

Los sentidos acaban con el alma humana. El ser humano busca el placer y la felicidad donde nunca se podrán encontrar. Durante incontables eras nos han enseñado que esto es inútil y vano, que en esa búsqueda no hay felicidad. Pero no podemos aprender : para nosotros es imposible hacerlo, excepto a través de nuestras propias experiencias. Experimentamos y recibimos un golpe. ¿Aprendemos entonces? No, ni siquiera entonces. Al igual que las polillas que se lanzan a las llamas, nosotros mismos nos lanzamos una y otra vez a los placeres de los sentidos, con la esperanza de encontrar en ellos la satisfacción. Volvemos una y otra vez con la energía renovada, y así continuamos hasta morir paralizados y engañados. Y esto es maya.

Lo mismo ocurre con nuestro intelecto. En nuestro deseo de resolver los misterios del universo, no podemos dejar de hacernos preguntas ; sentimos que debemos conocer, y no podemos creer que no haya ningún conocimiento que obtener. A unos pocos pasos surge la pared del tiempo sin principio ni fin que no podemos atravesar. A unos pocos pasos aparece la pared del espacio sin límites que no puede ser superada, y el conjunto está irrevocablemente unido mediante las paredes de la causa y del efecto. No podemos ir más allá de ellas. Sin embargo, luchamos y tenemos que seguir la lucha. Y esto es maya.

Con cada respiración, con cada pulsación del corazón, con cada uno de nuestros movimientos pensamos que somos libres, y al momento se nos muestra que no lo somos. Somos esclavos, esclavos de la naturaleza, en cuerpo, en mente, en todos nuestros pensamientos y en todos nuestros sentimientos. Y esto es maya.

Nunca existirá una madre que no piense que su hijo es un genio de nacimiento, el niño más extraordinario que jamás haya nacido, Ella adora a su hijo. Su alma entera está en el niño. El niño crece, y puede convertirse en un borracho o en un bruto, o maltratar a su madre ; cuanto más lo hace, más aumenta el amor de la madre. El mundo lo alaba como el amor desinteresado de la madre, pequeño sueño en el que la ella es esclava de nacimiento sin que pueda evitarlo. Más bien, preferiría mil veces deshacerse de la carga, pero no puede, así que lo cubre con un manto de flores, que ella llama amor maravilloso. Y esto es maya.

Todos somos así en el mundo. Una leyenda cuenta cómo una vez Narada dijo a Krishna : « Señor, mostradme la Maya ». Unos pocos días pasaron, y Krishna pidió a Narada que hiciera un viaje con él por el desierto. Después de haber caminado durante varias millas, Krishna dijo : « Narada, tengo sed ; ¿puedes ir a buscar un poco de agua para mí? ». « Iré de inmediato, señor, y os traeré vuestra agua ». Así que Narada partió. A una corta distancia había un pueblo ; entró en él en busca de agua y llamó a una puerta, que una joven muy hermosa abrió. Al verla, inmediatamente olvidó que su Maestro estaba esperando el agua, quien tal vez estuviese muriendo por falta de la misma. Olvidó todo y comenzó a hablar con la joven. No volvió con su Maestro en todo el día, y al día siguiente, estaba de nuevo en la casa, hablando con la joven. Esa charla se transformó en amor ; pidió al padre la mano de la hija, se casaron, vivieron allí y tuvieron hijos. Pasaron doce años. Su suegro murió y él heredó su propiedad. Vivió —o eso pensaba él— una vida muy feliz, con su esposa e hijos, con sus campos y ganado… Entonces, vino una inundación. Una noche, el río creció hasta desbordarse e inundar todo el pueblo. Las casas se derrumbaron, los habitantes y los animales fueron arrastrados y se ahogaron ; todo flotaba en la furia de la corriente. Narada tuvo que escapar. Con una mano sujetó a su mujer ; con la otra, a dos de sus hijos, y llevaba a otro hijo a hombros, mientras trataba de vadear la tremenda inundación.

Llegó un momento en el que la corriente era demasiado fuerte para él, y el niño que llevaba en hombros cayó y la corriente lo llevó lejos. Narada emitió un grito de desesperación. Al tratar de salvar a ese hijo, soltó a otro, quien también se perdió. Al final, la corriente terminó por arrancarle también a su esposa, a quien había estrechado con todas sus fuerzas ; él fue a parar a la orilla, donde se lamentó y lloró amargamente. Detrás de él se oyó una voz suave que dijo : « Hijo mío, ¿dónde está el agua? Fuiste a buscar una jarra de agua, y yo estoy esperándote ; te fuiste hace media hora ». « ¡Media hora! », exclamó Narada. Doce años enteros habían pasado por su mente, y todas aquellas escenas habían sucedido en tan solo media hora. Y esto es maya.

De una forma u otra, a todos nos ocurre lo mismo. Es un estado muy difícil y complejo de entender. Se ha predicado en todos los países y se ha enseñado en todas partes, pero solo se cree en unos cuantos, porque hasta que no lo experimenta uno mismo, no se puede creer. ¿Qué nos muestra? Algo terrible. Porque todo es inútil. El tiempo, el vengador de todo, viene y no deja nada. Se traga al santo y al pecador, al rey y al campesino, lo bello y lo feo ; no deja nada. Todo se precipita hacia el mismo objetivo : la destrucción. Nuestro conocimiento, nuestras artes, nuestras ciencias… todo se precipita hacia la destrucción. Nada puede detener la ola ; nadie puede detenerla ni siquiera un minuto. Podemos tratar de olvidar, de la misma manera que las personas en una ciudad plagada tratan de crear el olvido bebiendo, bailando y con otros intentos vanos, hasta quedar paralizados. Así, estamos tratando de olvidar, tratando de crear el olvido por medio de toda clase de placeres sensoriales. Y esto es maya.

Se han propuesto dos maneras. Una que todo el mundo conoce ; es muy común, y dice : « Puede ser muy cierto, pero no penséis en ello. Como dice el proverbio : “Hacer heno mientras brilla el sol”. Todo es cierto, es un hecho, pero no le deis importancia. Aprovechad los pocos placeres que podáis obtener, haced tan poco como podáis ; no miréis hacia el lado oscuro de la imagen, sino siempre hacia la esperanza, hacia el lado positivo ». Hay algo de verdad en esto, pero también hay un peligro. La verdad es que se trata de una buena fuerza motriz. La esperanza y las ideas positivas son muy buenas fuerzas motrices para nuestras vidas, pero hay un cierto peligro en ellas. El peligro reside en nuestro renunciar a la lucha en la desesperación. Tal es el caso de los que predican : « Tomad el mundo como es, sentaos tan calmadamente y tan cómodamente como sea posible y contentaos con todas estas miserias. Cuando recibáis golpes, decíos a vosotros mismos que no son golpes, sino flores ; y cuando seáis conducidos como esclavos, decid que sois libres. Día y noche decid mentiras a los demás y a vuestra propia alma, porque esa es la única manera de vivir felizmente ». Esto es lo que se llama sabiduría práctica, y nunca ha prevalecido tanto en el mundo como en este siglo XIX : nunca ha habido golpes tan duros como los del momento actual ; nunca ha sido más salvaje la competencia ; nunca han sido los seres humanos tan crueles con sus semejantes como ahora. Por lo tanto, este consuelo se debe ofrecer. Se presenta de la manera más fuerte en la actualidad ; pero falla, como siempre fallará. No podemos ocultar una carroña cubriéndola con rosas ; es imposible. No surtirá efecto porque pronto las rosas se marchitarán, y la carroña será peor que nunca. Así sucede con nuestras vidas : podemos tratar de cubrir nuestras viejas y enconadas llagas con telas de oro, pero llegara un día en que se retiren las telas de oro y se revele el dolor con toda su fealdad.

Entonces, ¿no hay esperanza? Es cierto que todos somos esclavos de Maya, que nacimos en Maya y vivimos en Maya. Entonces, ¿no hay salida, no hay esperanza? Es sabido desde hace varias eras que todos somos miserables ; que este mundo es realmente una prisión, que incluso nuestra belleza no es más que nuestro hogar-prisión y que hasta nuestro intelecto y nuestra mente son prisioneros. No ha habido jamás una persona, jamás un alma humana que no haya sentido esto en algún momento, por mucho que pueda decir. Y son las personas de mayor edad quienes más lo sienten, ya que ellos han acumulado la experiencia de toda una vida,y no se les puede engañar fácilmente con mentiras de la naturaleza. ¿No hay salida? Vemos que en todo esto, en este terrible hecho que se alza frente a nosotros, en medio del dolor y del sufrimiento, incluso en este mundo donde la vida y la muerte son sinónimos, hay aún una pequeña voz que resuena a través de los tiempos, a través de cada país y en cada corazón : « Esto, Mi Maya, es divino, está hecho de cualidades y es muy difícil de atravesar. No obstante, aquellos que vienen a Mí atraviesan el río de la vida. Venid a Mí todos los que trabajáis y estáis cargados, y yo os haré descansar ». Esta es la voz que nos está guiando hacia delante. Los individuos la han escuchado a través de los tiempos, y siguen haciéndolo. Esta voz llega cuando todo parece estar perdido y la esperanza ha huido ; cuando la subordinación del ser humano a su propia fuerza se ha visto aplastada y todo parece derretirse entre sus dedos ; cuando la vida es una ruina sin esperanzas. Entonces, él la escucha, y esto es lo que se llama religión.

Por lo tanto, por un lado, existe la audaz afirmación de que todo esto no tiene sentido, que esto es Maya ; pero junto a ello existe la afirmación más esperanzadora : más allá de Maya hay una salida. Por otro lado, las personas prácticas nos dicen : « No os molestéis con tonterías como la religión y la metafísica. Vivid aquí, en este mundo, que ciertamente es un mundo muy malo, pero hacedde él lo mejor que podáis ». Esto, dicho de manera simple, significa : llevad una vida hipócrita y llena de mentiras, una vida de fraude continuo, cubriendo todas las llagas de la mejor manera posible ; poned parche tras parche, hasta que todo esté oculto, y seréis un mosaico de parches. Esto es lo que se llama vida práctica. Quienes están satisfechos con este mosaico de parches nunca se acercarán a la religión. La religión comienza con una tremenda insatisfacción con el estado actual de las cosas y con nuestras vidas, así como con un odio, con un odio intenso por esta vida parchada, un desprecio sin límites por el fraude y las mentiras. Solo quien pueda ser religioso se atreve a hablar, como alguna vez dijo el poderoso Buda bajo el árbol Bo, cuando esta idea de practicidad apareció ante él y vio que era una tontería, a la que, sin embargo, no pudo encontrar una salida. Cuando sintió la tentación de renunciar a su búsqueda de la verdad, para volver al mundo y vivir la antigua vida de fraude, cuando llamaba a las cosas por nombres equivocados, mentía al mundo y a sí mismo, él, el gigante, se impuso y dijo : « La muerte es mejor que una vida vegetativa e ignorante ; es mejor morir en el campo de batalla que vivir una vida de derrota ». Esta es la base de la religión. Cuando un individuo toma esta posición, está en el camino correcto para encontrar la verdad, está en el camino hacia Dios. Esa determinación debe ser el primer impulso para convertirse en religioso. Voy a labrar un camino para mí mismo. Voy a conocer la verdad o renunciaré a mi vida en el intento, ya que en este lado no hay nada, se ha ido, se está desvaneciendo cada día. La hermosa y esperanzadora persona joven de hoy es el veterano de mañana. Las esperanzas, las alegrías y los placeres morirán como retoños con las heladas de mañana. Esta es una de las caras ; en la otra, se encuentran los grandes encantos de la conquista : la victoria sobre todos los males de la vida, la victoria sobre la vida misma y la conquista del universo. Los individuos pueden hallar un apoyo en esto último. Los que se atreven a luchar por la victoria, por la verdad y por la religión están en el camino correcto, y eso es lo que los Vedas predican : no viváis en la desesperación, pues ese camino es muy difícil, como caminar por el filo de una navaja ; sin embargo, no os desesperéis, levantaos, despertad y encontrad el ideal, la meta.

Todas estas diversas manifestaciones de la religión, sea cual sea la forma en que han llegado a la humanidad, tienen en común esta base central. La manera de salir de este mundo es mediante la predicación de la libertad. Nunca pudieron reconciliar el mundo y la religión, sino cortar el nudo gordiano, establecer la religión en su propio ideal y no comprometerse con el mundo. Eso es lo que predica cada religión, y el deber de la Vedanta es armonizar todas estas aspiraciones para poner de manifiesto el terreno común entre todas las religiones del mundo, tanto las más elevadas como las más mundanas.

Lo que llamamos la superstición más redomada y la filosofía más elevada realmente tienen un objetivo común : ambas tratan de mostrar la manera de salir de la misma dificultad, y en la mayoría de los casos esta manera es con la ayuda de alguien que no está atado a las leyes de la naturaleza, en una palabra, alguien que es libre. A pesar de todas las dificultades y diferencias de opinión acerca de la naturaleza de un agente libre, ya sea un Dios personal o un ser sensible como el ser humano, ya sea masculino, femenino o neutro —y las discusiones han sido interminables—, la idea fundamental es la misma. A pesar de las contradicciones insalvables de los diferentes sistemas, nos encontramos con el hilo dorado de la unidad que corre a través de todos ellos, y en esta filosofía, este hilo de oro se ha extraído y se nos ha revelado ; el primer paso hacia esta revelación es la idea común de que todos estamos avanzando hacia la libertad.

Un hecho curioso presente en medio de todas nuestras alegrías y tristezas, de nuestras dificultades y luchas, es la certeza de que estamos de camino hacia la libertad. Las preguntas eran prácticamente las siguientes :« ¿Qué es este universo? ¿De qué o dónde surge? ¿Hacia dónde va? ». Y la respuesta fue : « Surge en la libertad, descansa en la libertad y dentro de la libertad se desvanece ». No se puede renunciar a esta idea de libertad. Vuestras acciones y vuestra propia vida se perderían sin ella. En cada momento, la naturaleza nos está demostrando que somos esclavos, no libres. Sin embargo, simultáneamente se eleva la otra idea : aun así somos libres. A cada paso somos, por así decirlo, derribados por Maya, y se nos muestra que estamos atados. No obstante, en el mismo momento, junto con este golpe, junto con la sensación de que estamos atados, viene la sensación de que somos libres. Una voz interior nos dice que somos libres. Pero si tratamos de alcanzar esa libertad, que se manifieste, vemos que las dificultades son casi insuperables ; sin embargo, a pesar de todo insiste en afirmarse interiormente : « Soy libre, soy libre ». Y si estudiáis las diversas religiones del mundo, encontraréis expresada esta idea. No solo la religión —no toméis esta palabra en su sentido estricto—, sino toda la vida de la sociedad es la afirmación de ese principio de la libertad. Todos los movimientos son la afirmación de esa libertad. Esa voz ha sido escuchada por todos —lo sepan o no—, esa voz que declara : « Venid a Mí todos los que trabajáis y estáis cargados ». Puede no ser en el mismo idioma, o estar expresado de manera diferente, pero de una forma u otra esa voz que pide la libertad ha estado con nosotros. Sí, hemos nacido aquí gracias a esa voz ; cada uno de nuestros movimientos procede de ella. Todos nos apresuramos hacia la libertad, todos estamos siguiendo a esa voz, lo sepamos o no ; como los niños de la aldea que se sintieron atraídos por la música del flautista, todos estamos siguiendo a la música de la voz aun sin saberlo.

Somos éticos cuando seguimos a esa voz. No solo el alma humana, sino todas las criaturas, desde la más baja hasta la más elevada, han oído la voz y están corriendo hacia ella ; y en la lucha, o se están combinando entre sí, o echándose unas a otras del camino. Así llegan la competencia, las alegrías, las luchas, la vida, el placer y la muerte, y todo el universo no es más que el resultado de esta lucha loca por alcanzar la voz. Esta es la manifestación de la naturaleza.

¿Qué sucede entonces? La escena comienza a cambiar. Tan pronto como conocéis la voz y entendéis lo que es, toda la escena cambia. El mismo mundo, que fue el espantoso campo de batalla de Maya se ha convertido en algo bueno y hermoso. Ya no maldecimos la naturaleza, ni decimos que el mundo es horrible y que todo es vano ; ya no necesitamos llorar ni gemir. Tan pronto como entendemos la voz, reconocemos el porqué de que esta lucha, esta competencia, esta dificultad, esta crueldad y estas pequeñas diversiones y alegrías deban estar ahí ; vemos que están en la naturaleza de las cosas, porque sin ellas no habría camino hacia la voz, hacia la conquistade lo que nos está destinado —lo sepamos o no—. Por lo tanto, toda vida humana, toda naturaleza está luchando por alcanzar la libertad. El sol se está moviendo hacia el objetivo, al igual que la tierra gira en círculos alrededor del sol y la luna lo hace alrededor de la Tierra. Con este objetivo, el planeta se está moviendo y el viento está soplando. Todo está luchando en esa dirección. El santo se dirige hacia esa voz ; no puede evitarlo, no es un acto de gloria. Así es el pecador. El individuo caritativo va directamente hacia esa voz y no puede ser obstaculizado. El avaro también se dirige hacia el mismo destino. El mejor hacedor del bien escucha la misma voz interior ; no puede resistirse a ella, tiene que ir hacia la voz. Lo mismo sucede con el ocioso más redomado. Uno tropieza más que otro ; al que tropieza más lo llamamos malo, y al que tropieza menos lo llamamos bueno. El bien y el mal no son dos cosas diferentes : son uno y lo mismo ; la diferencia no es de clase, sino de grado.

Si la manifestación de este poder de libertad está realmente gobernando el universo entero, aplicando esto a la religión —nuestro estudio especial—, encontramos que esta idea ha sido la afirmación que ha prevalecido. Tomad la forma más baja de la religión, la cualconsiste en el culto a los antepasados difuntos o a ciertos dioses poderosos y crueles : ¿cuál es la idea prominente a propósito de los dioses o ancestros difuntos? Que son superiores a la naturaleza y no están atados a sus restricciones. El adorador tiene, sin duda, ideas muy limitadas acerca de la naturaleza. Él mismo no puede pasar a través de una pared, ni volar ; pero los dioses a quienes adora pueden hacer estas cosas. ¿Qué quiere decir filosóficamente? Que la afirmación de la libertad está ahí, que los dioses a quienes adora son superiores a la naturaleza como él la conoce. De igual forma sucede con los que adoran a seres todavía más elevados. Al igual que la idea de que la naturaleza se expande, la idea según la cual el alma es superior a la naturaleza también se expande, hasta llegar a lo que llamamos el monoteísmo, el cual sostiene que existe Maya (la naturaleza) y que hay un cierto Ser que es el Soberano de este Maya.

Así comienza la Vedanta, en la que aparecen por primera vez estas ideas monoteístas. Pero la filosofía de la Vedanta quiere más explicaciones. La Vedanta dice que la explicación de que hay un Ser más allá de todas estas manifestaciones de Maya, el cual es superior e independiente de Maya y nos está atrayendo hacia Él, es muy acertada ; sin embargo, la percepción no es clara, la visión es tenue y nebulosa, aunque no se opone directamente a la razón. En vuestro himno decís : « Más cercade Ti, Señor ». El mismo himno sería muy adecuado para el seguidor de la Vedanta, aunque cambiaría una palabra, y diría : « Más cerca de Mí, Señor ». La idea de que la meta está muy lejos —mucho más allá de la naturaleza—, la cual nos atrae a todos hacia ella, tiene que ser traída más y más cerca, sin degradarla o degenerarla. El Dios del cielo se convierte en el Dios de la naturaleza ; el Dios de la naturaleza se convierte en el Dios que es la naturaleza ; el Dios que es la naturaleza se convierte en el Dios dentro de este cuerpo, que es un templo, y el Dios que habita en el cuerpo por fin se convierte en el templo mismo, se convierte en el alma y en el ser humano —y así alcanza las últimas palabras que pueda enseñar—. Aquel a quien los sabios han estado buscando en todas partes es nuestro propio corazón. « La voz que escuchaste tenía razón —dice la Vedanta—, pero la dirección que diste a la voz era errónea ». Ese ideal de libertad que percibisteis era correcto, pero lo proyectasteis hacia vuestro exterior, y ese fue vuestro error. Traedlo más y más cerca, hasta que os deis cuenta de que estuvo dentro de vosotros todo el tiempo, de que era el Ser de vuestro propio ser. Esa libertad era vuestra propia naturaleza, y Maya nunca os ató. La naturaleza nunca tiene poder sobre vosotros. Al igual que un niño asustado, estabais soñando que os estaba estrangulando ; la liberación de este miedo es el objetivo : no solo visualizarlo intelectualmente, sinoactualizarlo, percibirlo más claramente de lo que percibimos este mundo. Entonces sabremos que somos libres ; entonces, y solo entonces, todas las dificultades desaparecerán ; entonces todas las perplejidades del corazón desaparecerán suavemente, toda perversidad se enderezará y, a continuación, se desvanecerá la ilusión de la multiplicidad y la naturaleza. Maya, en lugar de ser un sueño horrible y sin esperanza como lo es ahora, será hermosa y esta tierra, en vez de ser una prisión, se convertirá en nuestro patio de recreo. E incluso los peligros, las dificultades y todos los sufrimientos serán deificados, y nos mostrarán su verdadera naturaleza : se nos mostrará que detrás de todo, como la sustancia de todo, Él está de pie, y que Él es el único y verdadero Ser.