Capítulo XVI: El ser humano real y el aparente #
Entregado en Nueva York
Aquí estamos, y nuestros ojos, a veces, miran ansiosos a la lejanía, varias millas por delante. El ser humano lo ha hecho desde que empezó a pensar. Siempre está a la espera, mirando hacia el futuro. Quiere saber a dónde va, incluso después de la disolución de su cuerpo. Se han propuesto varias teorías, se han presentado sistemas y sistemas con los que atisbar una explicación. Algunos de ellos han sido rechazados, mientras que otros han sido aceptados, y así seguirá siendo siempre que el ser humano esté presente y piense. Hay algo de verdad en cada uno de estos sistemas ; pero también hay muchas falsedades. Voy a tratar presentaros la suma y la sustancia, el resultado de las investigaciones que se han seguido en esta línea en la India. Voy a tratar de armonizar los diversos pensamientos filosóficos que han surgido en la India sobre esta cuestión a través del tiempo. Trataré de armonizar a los psicólogos y a los metafísicos, y si es posible también los armonizaré con los pensadores científicos modernos.
El tema de la filosofía Vedanta es la búsqueda de la unidad. La mente hindú no se preocupa por lo particular ; siempre busca lo general, lo que es más, lo universal. El único tema de estudio es : « ¿Qué es eso, sabiendo que todo lo demás se ha de conocer? ». Y la búsqueda es : « Ya que por medio del estudio de un trozo de arcilla se conoce todo lo que es de arcilla, ¿qué es eso, sabiendo que este universo entero se conocerá? ».
Según los filósofos hindúes, la totalidad de este universo se puede resumir en un solo material, que llaman akasha. Todo lo que a nuestro alrededor vemos, sentimos, tocamos, probamos, es simplemente una manifestación diferente de este akasha. Es omnipresente, fino. Todo lo que nosotros llamamos sólidos, líquidos o gases ; las figuras, formas o cuerpos ; la Tierra, el sol, la luna y las estrellas, están compuestos de este akasha.
¿Qué fuerza es la que actúa sobre este akasha y fabrica este universo a partir del mismo? Junto con el akasha existe un poder universal ; todo lo que es poder en el universo y que se manifiesta como fuerza o atracción —incluso como pensamiento— no es más que una manifestación diferente del poder que los hindúes llaman prana. Este prana, que actúa sobre el Akasha, está creando todo este universo. Podríamos decir que en el comienzo de un ciclo duerme en el océano infinito del akasha. Al principio era inmóvil. Después, por la acción del prana, surge el movimiento en este océano de akasha, y conforme este prana comienza a moverse, a vibrar, los diversos sistemas celestes, soles, lunas, estrellas, la Tierra, los seres humanos, animales, plantas y las manifestaciones de todas las diversas fuerzas y fenómenos surgen de este océano.
Por lo tanto, según los hindúes, cada manifestación de poder es este prana, y cada manifestación material es el akasha. Cuando este ciclo termine, todo lo que llamamos sólido se derretirá y adoptará la siguiente forma, es decir, la siguiente forma más fina, la líquida ; a su vez, esta se volverá gaseosa, y después en vibraciones de calor más uniformes, hasta que todo se convierta de nuevo en el akasha original y lo que ahora llamamos atracción, repulsión y movimiento se disolverá lentamente en el prana original. Después, se dice que este prana dormirá durante un tiempo, para surgir de nuevo y producir todas esas formas. Cuando este nuevo período termine, todo se desplomará una vez más. Por lo tanto, este proceso de creación está bajando y subiendo, oscilando hacia atrás y hacia adelante. En el lenguaje de la ciencia moderna, se vuelve estático durante un período, y durante otro período se vuelve dinámico. En un momento se convierte en potencial y en el próximo período es en activo. Esta alteración ha sucedido a través de la eternidad.
Sin embargo, este análisis es solo parcial. Incluso la Física moderna es consciente de esto. Más allá, la investigación de la Física no puede llevarse a cabo. Pero la investigación no se detiene, sin embargo. Todavía no hemos encontrado lo buscado, sabiendo que todo lo demás ha de saberse. Hemos resumido todo el universo en dos componentes : materia y energía, o lo que los antiguos filósofos de la India llamaron akasha y prana. El siguiente paso es encontrar el origen del akasha y el prana. Ambos pueden resolverse en la entidad todavía más alta que se llama mente. Es fuera de esta mente, mahat, la fuerza de pensamiento universalmente existente, donde el akasha y el prana se han producido. El pensamiento es una manifestación aún más fina del ser que el akasha o el prana. Se cree que se divide a sí mismo en estos dos. El pensamiento universal existía en el principio y se manifestó, cambió, evolucionó en el akasha y el prana. La combinación de ambos ha producido todo el universo.
A continuación, llegamos a la Psicología. Os estoy mirando. Las sensaciones externas llegan a mí a través de los ojos y son transportadas por los nervios sensoriales al cerebro. Los ojos no son los órganos de la visión : simplemente, son los instrumentos externos. Si el órgano real que se encuentra detrás y que lleva la sensación al cerebro se destruye, puedo tener veinte ojos y, sin embargo, no podría veros. La imagen en la retina puede ser lo más completa posible, sin embargo, no podría veros. Por lo tanto, el órgano es diferente de sus instrumentos ; detrás de los instrumentos, los ojos, debe estar el órgano. Y lo mismo sucede con todas las sensaciones. La nariz no es el órgano del olfato ; no es más que el instrumento, y detrás de ella está el órgano real. En todos los sentidos que tenemos, primero está el instrumento externo en el cuerpo físico ; detrás del instrumento, en el mismo cuerpo físico, está el órgano, y sin embargo, estos no son suficientes. Supongamos que yo os estoy hablando y que vosotros me estáis escuchando atentamente. Digamos que algo sucede, por ejemplo, suena una campana. Vosotros probablemente no la escuchareis. Las ondas de sonido que llegan a vuestros oídos os golpean el tímpano. La impresión viaja por el nervio hasta el cerebro. Si todo el proceso se completa, es decir, se lleva el impulso hasta vuestro cerebro, ¿por qué no la escucháis? Falta otra cosa : la mente no está unida al órgano. Cuando la mente se separa del órgano, este puede llevarle señales, pero la mente puede no recibirlas. La mente recibe las señales solo cuando se conecta al órgano. Sin embargo, incluso así no se completa el proceso. Los instrumentos pueden traer la sensación desde fuera ; los órganos pueden trasportarla ; la mente puede adherirse al órgano, y sin embargo, la percepción puede no completarse. Se necesita de otro factor : debe haber una reacción. Con esta reacción viene el conocimiento. Lo que está fuera envía, por así decirlo, la corriente de las noticias a mi cerebro. Mi mente la toma y la presenta al intelecto, quien a su vez la agrupa en función de las impresiones previamente recibidas y envía una corriente de reacción ; y con esa reacción viene la percepción. En este punto se encuentra la voluntad. El estado de la mente que reacciona se llama buddhi, ‘intelecto’. Sin embargo —una vez más—, incluso así el proceso no se completa. Se requiere un paso más. Supongamos que aquí hay una cámara y que más allá hay un trozo de tela, y yo trato de tomar una foto de dicha tela. ¿Qué voy a hacer? Voy a dirigir varios rayos de luz a través de la cámara, que caerán sobre la tela y se agruparán en ella. Para tener la imagen, necesito algo que no se mueva. No puedo formar una imagen de algo que se está moviendo ; ese algo debe estar estático, debido a que los rayos de luz que lanzo se están moviendo, los cuales deben ser reunidos, unificados, coordinados y completados con algo que es estacionario. Algo similar ocurre con las sensaciones que nuestros órganos transportan desde el exterior y que presentan a la mente, la cual a su vez las presenta al intelecto. Este proceso no se completa a menos que haya algo permanente en el fondo sobre el que la imagen, por así decirlo, se pueda formar, sobre lo cual podamos unificar todas las diferentes impresiones. ¿Qué es lo que da unidad al conjunto cambiante de nuestro ser? ¿Qué es lo que mantiene la identidad del objeto en movimiento en cada momento? ¿Qué es aquello sobre lo cual todas nuestras diferentes impresiones encajan una con otra, sobre lo cual las percepciones, por así decirlo, se juntan, residen y forman un conjunto unido? Hemos visto que para este fin debe de haber algo, y también vemos que ese algo debe estar, en relación con el cuerpo y la mente, inmóvil. El trozo de tela sobre el cual la cámara lanza la imagen está, en relación con los rayos de luz, inmóvil ; de lo contrario, no habría imagen. Es decir, quien percibe debe ser un individuo. Este algo sobre el cual la mente está pintando todas estas imágenes, este algo sobre el cual nuestras sensaciones, transportadas por la mente y el intelecto, son colocadas, agrupadas e integradas en una unidad, se llama el alma humana.
Hemos visto que la mente cósmica universal se divide en el akasha y en el prana, y más allá de la mente encontramos el alma en nosotros. En el universo, detrás de la mente universal, existe un alma llamada Dios. En el individuo es el alma humana. En este universo, en el cosmos, al igual que la mente universal evoluciona en el akasha y en el prana, el alma universal evoluciona en la mente. ¿De igual forma sucede con el ser humano? ¿Es su mente la creadora de su cuerpo y su alma la creadora de su mente, es decir, su cuerpo, su mente y su alma son tres existencias diferentes o son una trinidad? ¿Son diferentes estados de la existencia del mismo ser?
Trataremos gradualmente de encontrar una respuesta a esta pregunta. La primera etapa que hasta ahora hemos resuelto es esta : aquí está este cuerpo externo ; detrás de él están los órganos, la mente y el intelecto, y detrás está el alma. En la primera etapa, hemos visto, por así decirlo, que el alma está separada del cuerpo, separada de la propia mente. Las opiniones religiosas se dividen en este punto y este es el punto de partida. Todos esos puntos de vista religiosos, que generalmente se conocen con el nombre de dualismo, sostienen que esta alma está calificada, que tiene varias cualidades ; que todos los sentimientos de disfrute, de placer y de dolor realmente pertenecen al alma. Los no dualistas niegan el hecho de que el alma tenga cualquiera de estas cualidades.
Permitidme que me ocupe primero de los dualistas : trataré de presentaros su posición con respecto al alma y su destino ; a continuación hablaré sobre el sistema que los contradice ; y, por último, vamos a tratar de encontrar la armonía que nos traerá al no dualismo. Como esta alma del ser humano es independiente de la mente y del cuerpo, y debido a que no se compone de akasha y prana, podemos concluir que es inmortal. ¿Por qué? ¿Qué entendemos por mortalidad? Descomposición. Y esta solo es posible para las cosas que son resultado de la composición ; cualquier ente compuesto de dos o tres ingredientes debe poder descomponerse. Lo que no es resultado de la composición no puede descomponerse y, por lo tanto, nunca puede morir, es inmortal. Ha existido a través de la eternidad ; es « no creado ». Cada elemento de la creación es simplemente una composición ; nadie ha visto jamás que la creación surja de la nada. Todo lo que conocemos de la creación es la combinación de cosas existentes en formas nuevas. Siendo así, esta alma del ser humano, por ser simple, ha debido existir desde siempre y existirá para siempre. Cuando este cuerpo muere, el alma sigue viva. Según los seguidores de la Vedanta, cuando este cuerpo se disuelve, las fuerzas vitales del ser humano regresan a su mente y esta se disuelve, por así decirlo, en el prana. Dicho prana entra en el alma del hombre, y el alma humana sale, por así decirlo, vestida con lo que ellos llaman el cuerpo fino, el cuerpo mental o cuerpo espiritual, como vosotros prefiráis llamarlo. En este cuerpo se hallan los samskaras del individuo. ¿Qué son los samskaras? Esta mente es como un lago, y cada pensamiento es como una ola en ese lago. Al igual que en el lago las olas se elevan y luego caen y desaparecen, estas olas mentales están continuamente elevándose en la sustancia mental y luego desaparecen, pero no desaparecen para siempre. Los pensamientos se hacen más y más finos, pero todos están allí, listos para activarse en otro momento, cuando se les pida que lo hagan. La memoria, simplemente, está « llamando » algunos de los pensamientos —en forma de ola— que se hallan en ese estado más fino de la existencia. Por lo tanto, todo lo que hemos pensado, cada acción que hemos hecho, se aloja en la mente ; todo está presente en una forma fina, y cuando un ser humano muere, la suma total de estas impresiones permanece en la mente, la cual trabaja sobre un material más fino como un médium. El alma, por decirlo así, vestida con estas impresiones y con el cuerpo fino, pierde el conocimiento, y su destino es guiado por la resultante de todas las diferentes fuerzas representadas por las diferentes impresiones. Según nosotros, el alma tiene tres objetivos diferentes.
Cuando los individuos que son muy espirituales mueren, siguen los rayos solares y alcanzan lo que se llama la esfera solar, a través de la cual llegan a lo que se llama la esfera lunar, y a través de esta, a su vez, alcanzan la esfera del rayo, donde se reúnen con otra alma que ya es bendita ; esta última guía al recién llegado a la esfera más alta de todas, que se llama brahmaloka, o la esfera de Brahma. Allí estas almas alcanzan la omnisciencia y la omnipotencia, se vuelven casi tan poderosas y omniscientes como el propio Dios. De acuerdo con los dualistas, residen allí para siempre ; de acuerdo con los no dualistas, se convierten en uno con el universal al final del ciclo. Cuando muere la siguiente clase de personas, las que han hecho el bien con motivos egoístas, los resultados de sus buenas obras las llevan a lo que se llama la esfera lunar, donde hay varios cielos y donde adquieren cuerpos finos, los cuerpos de los dioses. Se convierten en dioses, viven allí y disfrutan de la bendición de los cielos durante un largo período ; cuando se termina ese período, el viejo karma las envuelve de nuevo y regresan una vez más a la tierra. Regresan a través de las esferas de aire, a través de las nubes y de todas estas diversas regiones, y por fin, llegan a la tierra a través de las gotas de lluvia. Allí en la tierra se adhieren a algún cereal que finalmente algún ser humano devora, quien está en condiciones de proporcionarles el material para hacer un nuevo cuerpo. Cuando la última clase muere, a saber, los impíos, se convierten en fantasmas o demonios, y viven en algún lugar a medio camino entre la esfera lunar y esta tierra. Algunos tratan de perturbar a la humanidad, algunos son amigables. Después de haber vivido allí durante algún tiempo, también caen de nuevo a la tierra y se convierten en animales hasta que, después de haber vivido durante un tiempo en un cuerpo animal, se liberan, vuelven y se convierten en seres humanos una vez más, obteniendo así una oportunidad más para trabajar por su salvación. De esta forma, vemos que quienes casi han alcanzado la perfección, en quienes quedan solo muy pocas impurezas, van al brahmaloka a través de los rayos del sol. Quienes fueron una especie intermedia de gente, quienes hicieron buenas obras aquí con la idea de ir al cielo, van a la esfera lunar, donde obtienen cuerpos de dioses ; pero tienen que convertirse de nuevo en seres humanos, y tendrán una nueva oportunidad para volverse perfectos. Quienes son muy impíos se convierten en fantasmas y demonios ; luego, tendrán que convertirse en animales, y después, se convertirán en seres humanos nuevamente y tendrán otra oportunidad para perfeccionarse. Esta tierra se llama karma bhumi, ‘la esfera del Karma’. Sólo aquí el ser humano hace su karma, bueno o malo. Cuando un individuo quiere ir al cielo y hace buenas obras para ese fin, se vuelve tan bueno como sus obras y no es afectado por ningún mal karma. Él simplemente disfruta de los efectos del buen trabajo que hizo en la tierra ; cuando se agota este buen karma, la fuerza resultante de todo el mal karma que había almacenado en la vida se abalanza sobre él, haciéndolo volver de nuevo a esta tierra. De la misma manera, quienes se convierten en fantasmas permanecen en ese estado, sin poder generar karma fresco ; sufren los malos resultados de sus errores del pasado, y permanecen durante un tiempo en un cuerpo animal. Cuando finaliza ese período, se convierten de nuevo en seres humanos. Los estados de la recompensa y castigo debidos, respectivamente, a buenos y malos karmas están desprovistos de la fuerza que genera karmas frescos ; solo se pueden disfrutar o padecerlos. Un karma extraordinariamente bueno o malo da frutos muy rápidamente. Por ejemplo, si un individuo ha estado haciendo muchas cosas malas durante toda su vida pero realiza un acto bueno, el resultado de ese acto bueno aparecerá inmediatamente ; pero cuando ese resultado se haya agotado, todas las malas acciones también deberán producir sus resultados. Todos los seres humanos que hacen actos buenos y grandiosos pero su vida ha seguido, por lo general, un camino incorrecto se convertirán en dioses, y después de haber vivido durante algún tiempo en cuerpos de dioses, disfrutando de sus poderes, tendrán que volver a ser humanos. Cuando el poder de los buenos actos se haya terminado, el viejo mal aparece para ser resuelto. Quienes realizan actos extraordinariamente malos terminan en cuerpos de fantasmas y demonios, y cuando se haya agotado el efecto de esas malas acciones, la pequeña buena acción que permanece unida a ellos les hace convertirse de nuevo en seres humanos. El camino al brahmaloka, del que ya no hay regreso, se llama devayana, es decir, ‘el camino hacia Dios’ ; el camino al cielo es conocido como pitriyana, es decir, ‘el camino hacia los padres’.
Por lo tanto, de acuerdo con la filosofía Vedanta, el ser humano es el ser más grandioso que haya en el universo, y este mundo de trabajo es el mejor sitio, porque solo aquí existe la mayor y la mejor oportunidad para volverse perfecto. Ángeles o dioses, como prefiráis llamarlos, tienen todo a su disposición para convertirse en seres humanos, si quieren ser perfectos. El gran centro, el maravilloso equilibrio y la maravillosa oportunidad están aquí, en esta vida humana.
Ahora llegamos al otro aspecto de la filosofía. Hay budistas quse niegan toda la teoría del alma que hasta ahora he expuesto. El budista dice : « ¿Qué finalidad tiene el considerar algo como el sustrato, como el antecedente de este cuerpo y de esta mente? ¿Por qué no podríamos permitir que los pensamientos se extiendan? ¿Por qué admitir una tercera sustancia más allá de este organismo compuesto de cuerpo y mente, una tercera sustancia llamada alma? ¿Cuál es su función? ¿No es este organismo suficiente para explicarse a sí mismo? ¿Por qué añadir un tercero? ». Estos argumentos son muy poderosos, este razonamiento es muy fuerte. Hasta donde la investigación externa abarca, vemos que este organismo es una explicación suficiente de sí mismo, al menos, muchos de nosotros así lo vemos. Entonces, ¿por qué se necesita un alma como sustrato, como algo que no es ni la mente ni el cuerpo, sino que se erige como un antecedente de ambos? Dejemos que existan solo la mente y el cuerpo. El cuerpo es el nombre de un flujo de materia en continuo cambio ; la mente es el nombre de un flujo de conciencia o pensamiento en continuo cambio. ¿Qué produce la unidad aparente entre estos dos? Digamos que esta unidad no existe realmente. Tomemos, por ejemplo, una antorcha encendida y girémosla con rapidez ; veremos un círculo de fuego. El círculo no existe realmente, pero da la impresión de que se trata de un círculo porque la antorcha está en continuo movimiento. De igual forma, no hay unidad en esta vida ; se trata de una masa de materia que continuamente se está precipitando, y podéis llamar unidad a toda esta materia, pero no más. Así es la mente. Cada pensamiento es independiente de cualquier otro pensamiento. La corriente que deja tras de sí es solo la ilusión de la unidad ; no hay necesidad de una tercera sustancia. Este fenómeno universal del cuerpo y la mente es todo lo que realmente hay : no coloquemos nada detrás de él. Veréis que este pensamiento budista ha sido retomado por ciertas sectas y escuelas en los tiempos modernos, aunque todas afirman que es nuevo, una invención propia. La idea central de la mayoría de las filosofías budistas es que este mundo es por sí mismo « omnisuficiente », que no es necesario buscar ningún antecedente. Todo lo que hay es este universo sensorial : ¿qué sentido tiene querer encontrar algo que sea el soporte de este universo? Todo es un conjunto de cualidades ; ¿por qué debe existir una supuesta sustancia a la que deban ser inherentes? La idea de sustancia proviene del rápido intercambio de cualidades, no de algo inmutable que exista detrás de ellas.
Vemos que algunos de estos argumentos son maravillosos, y nos remitimos fácilmente a la experiencia ordinaria de la humanidad ; de hecho, no hay uno entre un millón que no pueda pensar en algo diferente a los fenómenos. Para la gran mayoría de los seres humanos la naturaleza parece ser solo una masa que cambia, que gira, que se combina y se mezcla continuamente. Pocos de nosotros tenemos una visión del mar que se halla detrás. Para nosotros siempre está agitado por las olas, este universo se nos presenta solo como una masa de olas en movimiento. De esta manera, nos encontramos con estas dos opiniones : una nos dice que hay una sustancia inmutable e inmóvil detrás del cuerpo y de la mente, la otra nos dice no existe algo parecido a la inmovilidad o la inmutabilidad en el universo. Todo es cambio y nada más que cambio. La solución a esta diferencia viene en la siguiente fase del pensamiento, a saber, el no dualista.
Nos dice que los dualistas están en lo correcto a la hora de buscar de algo detrás de todo, como un antecedente que no cambia ; no podemos concebir el cambio sin que exista algo inmutable. Solo podemos concebir que algo cambia si conocemos algo que es menos variable, y esto también parecerá más variable en comparación con otra cosa que lo es menos, y así una y otra vez, hasta que nos vemos obligados a admitir que debe haber algo que nunca cambia en lo absoluto. La totalidad de esta manifestación debe haber estado en un estado de no manifestación, en calma y en silencio, y era el equilibrio de fuerzas opuestas, por así decirlo, cuando no había una fuerza que operaba. La fuerza actúa cuando se produce una perturbación en el equilibrio.
El universo está siempre apresurándose por regresar nuevamente a ese estado de equilibrio. Si estamos seguros de cualquier hecho es precisamente de este. Cuando los dualistas afirman que hay algo que no cambia tienen toda la razón ; pero su análisis de que es un algo subyacente, que no es ni el cuerpo ni la mente, sino un algo separado de ambos, esta incorrecto. Cuando los budistas dicen que el universo entero es una masa de cambios tienen toda la razón. Siempre y cuando esté separado del universo, siempre y cuando dé un paso atrás y mire a algo delante de mí, siempre y cuando existan dos cosas —el que mira y lo que es mirado—, parecerá que el universo está cambiando continuamente, todo el tiempo. Pero la realidad es que en este universo existen tanto el cambio como la inmutabilidad. El alma, la mente y el cuerpo no son tres existencias separadas. Este organismo compuesto de estos tres es realmente uno. Es lo mismo lo que aparece como el cuerpo, la mente y como lo que está más allá de ambos ; pero no es al mismo tiempo todos estos. Quien ve el cuerpo no ve la mente, quien ve la mente no ve lo que él llama alma, y para quien logra ver el alma, el cuerpo y la mente se han desvanecido. Quien no ve más que el movimiento nunca ve la calma absoluta, y para quien ve calma absoluta, el movimiento se ha desvanecido. Se confunde una cuerda con una serpiente : la cuerda se desvanece para quien ve una serpiente en lugar de una cuerda ; cuando la ilusión cesa y mira a la cuerda, la serpiente se desvanece.
De esta forma, hay solo una existencia totalmente comprensible, y parece ser múltiple. Este ser, alma o sustancia es todo lo que existe en el universo. Ese ser, sustancia o alma es, en el lenguaje de la no dualidad, el Brahmán que parece múltiple por la imposición de nombre y forma. Observad las olas en el mar. Ninguna ola es realmente distinta al mar, pero ¿qué es lo que hace que la ola sea aparentemente diferente? El nombre y la forma, la forma de la ola y el nombre que le damos : ola. Esto es lo que la hace diferente del mar. Cuando el nombre y la forma se unen es el mismo mar. ¿Quién puede distinguir realmente entre la ola y el mar? Así que todo este universo es esa existencia única ; el nombre y la forma han creado todas estas diversas diferencias. Tal como sucede cuando el sol brilla sobre millones de partículas de agua y en cada una se observa la representación más perfecta de sol, el Alma, el ser, la existencia única del universo, al reflejarse en todas estas numerosas partículas de diferentes nombres y formas, parece ser múltiple. Pero en realidad es solo una. No hay un « yo » ni un « vosotros » : todo es uno. Es todo « yo » o todo « vosotros ». Esta idea de la dualidad es totalmente falsa, y todo el universo, como lo conocemos de forma ordinaria, es el resultado de este falso conocimiento. Cuando se logra discriminar y el ser humano descubre que no son dos, sino uno, este último descubre que él mismo es este universo. « Soy yo este universo en su estado actual, una masa de continuo cambio. Soy yo quien está más allá de todos los cambios, más allá de todas las cualidades, el eternamente perfecto, el eternamente bendito ».
Por lo tanto, existe solo un atman, un ser, eternamente puro, eternamente perfecto, inmutable, sin cambios ; nunca ha cambiado, y todos estos diversos cambios en el universo no son sino apariencias de ese único ser.
El nombre y forma son los que han pintado todos esos sueños ; es la forma que la hace que la ola sea diferente de la mar. Supongamos que la ola se desmorona, ¿permanecerá la forma? No, porque se desvanecerá con ella. La existencia de la ola dependía por completo de la existencia del mar ; pero la existencia del mar no es en absoluto dependiente de la existencia de la ola. La forma permanece tanto tiempo como la ola, pero tan pronto como la ola la abandona, la forma se desvanece. Este nombre y forma son el resultado de lo que se llama Maya. Es este Maya —aunque no tiene existencia— lo que está haciendo individuos que parecen distintos los unos de los otros. Pero no se puede decir que Maya exista ; no puede decirse que la forma exista, porque depende de la existencia de otra cosa ; no puede decirse, sin embargo, que no exista, viendo que provoca todas las diferencias. Entonces, de acuerdo con la filosofía Advaita, este Maya o ignorancia —el nombre y la forma o, como se ha llamado en Europa, tiempo, espacio y causalidad— surge de esta existencia infinita y única que nos muestra la multiplicidad del universo. En esencia, este universo es uno. Cualquiera que piense que hay dos realidades últimas se equivoca. Cuando aprenda que no hay más que uno, estará en lo cierto. Esto es lo que se nos demuestra cada día, en el plano físico, en el plano mental y también en el plano espiritual. Hoy en día se ha demostrado que vosotros y yo, el sol, la luna y las estrellas no somos más que los diferentes nombres de diferentes lugares en el mismo océano de la materia, y que esta materia está continuamente cambiando su configuración. La partícula de energía que estaba en el sol hace varios meses puede estar en el ser humano ahora ; mañana puede estar en un animal, y el día después de mañana puede estar en una planta. Siempre está yendo y viniendo. Es una única masa ininterrumpida e infinita de materia que se diferencia solo por el nombre y la forma. Un punto se llama el sol ; otro, la luna ; otro, las estrellas ; otro, ser humano ; otro, animal ; otro, planta, y así sucesivamente. Todos estos nombres son ficticios, no tienen realidad, porque el todo es una masa de materia en continuo cambio. Desde otro punto de vista, este mismo universo es un océano de pensamientos donde cada uno de nosotros es un punto llamado mente particular. Vosotros sois una mente, yo soy una mente, todo el mundo es una mente, y el mismo universo visto desde el punto de vista del conocimiento, cuando los ojos están libres de delirios, cuando la mente se ha vuelto pura, parece el ininterrumpido ser absoluto, el siempre puro, el inmutable, el inmortal.
Entonces, ¿qué pasa con la escatología triple del dualista si cuando un individuo muere, va al cielo o a una u otra esfera y si las personas malvadas se convierten en fantasmas, en animales, etc.? Nadie viene ni nadie va, dice el no dualista. ¿Cómo podéis ir y venir? Vosotros sois infinitos. ¿A dónde deberíais ir? En cierta escuela se estaba examinando a un número determinado de niños. El examinador había hecho, tontamente, todo tipo de preguntas difíciles a los niños, entre otras, la siguiente : « ¿Por qué la Tierra no se cae? ». Su intención era hacer que los niños reflexionaran acerca de la idea de la gravitación o de alguna otra verdad científica compleja para ellos. La mayoría de ellos ni siquiera podía entender la pregunta, por lo que dieron todo tipo de respuestas incorrectas. Pero una niña brillante respondió con otra pregunta : « ¿A dónde debería caer?” ». La pregunta del examinador era una tontería frente a esta pregunta. No hay arriba y abajo en el universo, la idea es sólo relativa. Lo mismo sucede con respecto al alma : la cuestión misma del nacimiento y la muerte es un disparate. ¿Quién va y quién viene? ¿Dónde no estáis? ¿Dónde está el cielo en el que no os encontráis ahora mismo? El Ser del hombre es omnipresente. ¿A dónde debe ir? ¿A dónde no debe ir? Está en todas partes. Así que todo este sueño infantil, esta ilusión pueril de nacimiento y muerte, de los cielos, los cielos más altos y los mundos más bajos desaparece inmediatamente para el perfecto. Para el casi perfecto, se desvanece después de mostrarle las varias esferas hasta el brahmaloka ; para los ignorantes, continúa.
¿Cómo es que todo el mundo cree en ir al cielo, en morir y nacer? Estoy estudiando un libro ; página tras página, leo y continuo ; otra página viene y la paso. ¿Quién cambia? ¿Quién va y viene? Yo no, sino el libro. Toda esta naturaleza es un libro frente el alma : se lee capítulo tras capítulo, y de vez en cuando aparece una escena. Eso es leer y continuar. Algo nuevo viene, pero el alma es siempre la misma, eterna. Es la naturaleza la que está cambiando, no el alma del ser humano. El nacimiento y la muerte están en la naturaleza, no en vosotros. Sin embargo, los ignorantes son engañados : del mismo modo en que bajo el engaño piensan que el que se mueve es el sol y no la Tierra, piensan que los que morimos somos nosotros y no la naturaleza. Por lo tanto, todas son alucinaciones. Sufrimos una alucinación cuando pensamos que los campos se están moviendo, no el tren, y el nacimiento y la muerte son alucinaciones de la misma naturaleza. Cuando los seres humanos están en un cierto estado mental, ven esta misma existencia como la tierra, el sol, la luna, las estrellas. Todos los que están en el mismo estado mental ven las mismas cosas. Entre vosotros y yo puede haber millones de seres en diferentes planos de existencia. Ellos nunca nos verán, ni nosotros a ellos ; solo vemos a los que están en el mismo estado mental y en el mismo plano que nosotros. Los instrumentos musicales responden, por así decirlo, cuando su frecuencia de vibración es la misma. Si el estado de vibración, que ellos llaman vibración del ser humano, se cambiase, ya no se podría ver a esos seres humanos aquí ; todo el « universo ser humano » desaparecería y, en su lugar, otro escenario se mostraría ante nosotros, tal vez dioses y el dios-universo, tal vez, para el ser humano impío, demonios y el mundo diabólico. Pero serían solamente diferentes puntos de vista de un mismo universo. Este universo, que desde el plano humano se ve como la tierra, el sol, la luna, las estrellas… se presenta como un lugar de castigo cuando se ve desde el plano de la maldad. Y quienes quieren verlo como el cielo lo ven como tal. Cuando mueran, quienes han soñado con ir junto a un dios que está sentado en un trono, para estar con él y alabarlo, simplemente verán una visión de lo que tienen en su mente ; este mismo universo, simplemente, se convertirá en un vasto cielo, con todo tipo de seres alados que vuelan alrededor y un dios sentado en un trono. Estos cielos son una creación del ser humano. De esta manera, el seguidor de la Advaita dice que el dualista está en lo cierto, pero todo es resultado de su propia creación. Estas esferas de demonios y dioses, reencarnaciones y transmigraciones son mitos ; también lo es esta vida humana. El gran error que los individuos siempre cometen es pensar que tan solo esta vida es verdadera. Son perfectamente conscientes de ello cuando llaman mitología a otras cosas ; pero nunca están dispuestos a admitir que aquello en lo que ellos mismos creen sea también mitología. Todo, tal como aparece, es mera mitología, y la más grande de todas las mentiras es que somos cuerpos, los cuales no fuimos ni no podremos ser. La más grande de todas las mentiras es que somos meros seres humanos : somos el Dios del universo. Al adorar a Dios hemos adorado a nuestro propio Ser oculto. La peor mentira que podéis contaros a vosotros mismos es que habéis nacido pecadores o malvados. Solo el ve a un pecador en otro hombre es pecador. Supongamos que colocáis una bolsa de oro sobre la mesa, junto a un bebé. Supongamos que un ladrón viene y se lleva el oro. Para el bebé es lo mismo, porque no hay ladrón en el interior ni en el exterior. Para los pecadores e individuos viles, hay vileza exterior, pero no para los seres humanos bondadosos. Así, los impíos ven este universo como un infierno ; los parcialmente bondadosos lo ven como el cielo, y los seres perfectos lo ven como Dios mismo. Solo entonces el velo de los ojos desaparece, y el ser humano, purificado y limpio, se da cuenta de que su punto de vista ha cambiado. Todas las pesadillas que le han estado torturando durante millones de años se desvanecen. Quien se veía a sí mismo como un ser humano, un dios o un demonio, quien pensaba vivir en sitios inferiores o superiores, en la tierra, en el cielo… descubre que realmente es omnipresente ; que todo el tiempo está en él, que él no está en el tiempo ; que todos los cielos están en él, que él no está en ningún cielo ; que todos los dioses que el ser humano ha adorado siempre están en él, que él no se encuentra en ninguno de esos dioses. Él era el creador de dioses y demonios, de los seres humanos, de las plantas, de los animales y las piedras, y la verdadera naturaleza del ser humano está ahora desplegada ante él, por ser más alto que el cielo, más perfecto que nuestro universo, más infinito que el tiempo infinito, más omnipresente que el éter omnipresente. Solo entonces, el individuo deja de tener miedo y se vuelve libre. Todos los delirios cesan, todas las miserias desaparecen, todos los miedos llegan a su fin para siempre. El nacimiento desaparece y, con él, la muerte. Los dolores desaparecen, y, con ellos, los placeres. Las tierras desaparecen y, con ellas, se desvanecen cielos. Los cuerpos desaparecen y, con ellos, también desaparece la mente. Por así decirlo, para ese ser humano desaparece todo el universo. Esta búsqueda, este movimiento, esta lucha continua de fuerzas se detiene para siempre, y lo que se manifiesta como la fuerza y la materia, como las luchas de la naturaleza, como la naturaleza misma, como cielos y tierras, plantas y animales, seres humanos y ángeles, todo, se transfigura en una infinita, irrompible e inmutable existencia, y el ser humano sabe, descubre que él es uno con esa existencia. « Así como las nubes de varios colores cubren el cielo, permanecen durante un segundo y luego se desvanecen… », ante esta alma se encuentran todas las visiones de las tierras y los cielos, de la luna y los dioses, de los placeres y los dolores ; pero todas se desvanecen, dejando solo el infinito, azul e inmutable cielo. El cielo nunca cambia : son las nubes las que lo hacen. Es un error pensar que el cielo es distinto. Es un error pensar que somos impuros, que somos limitados, que estamos separados. El verdadero ser humano es la unidad de existencia.
Ahora surgen dos preguntas. La primera es si es posible darse cuenta de esto. Hasta ahora, es una doctrina, una filosofía, pero ¿es posible aprehenderla?. Lo es. Hay individuos para quienes la ilusión se ha desvanecido para siempre. ¿Mueren inmediatamente después de aprenderlo? No tan pronto como podemos pensar. Dos ruedas unidas por un eje giran al mismo tiempo ; si me sujeto a una de las ruedas y, con un hacha, cortó el eje por la mitad, la rueda a la que estoy sujeto parará, pero la otra rueda continuará un momento gracias al impulso previo y, luego, se detendrá. El ser puro y perfecto, el alma, es una de las ruedas ; la alucinación externa del cuerpo y la mente son la otra rueda, unidas por el eje del trabajo, del karma ; el conocimiento es el hacha que rompe el vínculo entre las dos ruedas. La rueda del alma se detendrá, dejará de pensar que va y viene, que vive y muere ; dejará de pensar que es naturaleza y que tiene necesidades y deseos, se dará cuenta de que es perfecta, carente de deseos. En la otra rueda, la del cuerpo y la mente, se encontrará el impulso de los actos pasados, por lo que vivirá durante algún tiempo hasta que el impulso de trabajos anteriores se haya agotado, momento en que el cuerpo y la mente caerán y el alma se liberará. Ya no habrá idas y venidas al cielo, ni siquiera ningún viaje al brahmaloka o a alguna de las esferas más altas, ya que ¿de dónde viene o a dónde va? El ser humano que ha alcanzado en esta vida este estado, para quien, al menos durante un minuto, la visión ordinaria del mundo ha cambiado y la realidad ha sido evidente, se llama ser vivo libre. Este es el objetivo del seguidor de la Vedanta : alcanzar la libertad mientras viva.
Una vez en la India occidental, estaba viajando por la región desértica de la costa del océano Índico. Durante días y días viajé a pie por el desierto, y para mi sorpresa cada día vi hermosos lagos con árboles alrededor, cuyas sombras vibraban en el agua. Me dije : « ¡Qué maravillosa vista, y dicen que este es un país desierto! ». Viaje casi durante un mes, viendo estos maravillosos lagos, árboles y plantas. Un día tenía mucha sed y quería un poco de agua, así que emprendí el camino hacia uno de estos hermosos lagos y, cuando me acerqué, se desvaneció. En un instante me vino el pensamiento de que aquel era el espejismo sobre el que había leído toda mi vida, y con él, la idea de que a lo largo de todo ese mes, todos los días, había estado viendo el espejismo sin saberlo. A la mañana siguiente inicié mi marcha. Allí estaba de nuevo el lago, pero también me asaltó la idea de que era un espejismo, no un lago de verdad. Lo mismo sucede con este universo. Todos estamos viajando en este espejismo del mundo, día tras día, mes tras mes, año tras año, sin saber que se trata de un espejismo. Un día se desvanecerá, pero regresará nuevamente. El cuerpo tiene que permanecer bajo el poder del karma pasado y, así, el espejismo regresará. Este mundo regresará siempre que estemos atados por el karma : hombres, mujeres, animales, plantas, nuestros apegos y deberes, todos vendrán de nuevo a nosotros, aunque no con la misma potencia. Bajo la influencia de los nuevos conocimientos, la fuerza del karma se romperá, su veneno se disolverá. Se transforma, ya que junto con él surge la idea de que se sabe de la clara distinción entre la realidad y el espejismo.
Este mundo no será entonces el mismo mundo que antes. Sin embargo, hay un peligro. Vemos en todos los países a gente que adopta esta filosofía y dice : « Yo estoy más allá de toda virtud y vicio. No estoy atado por las leyes morales. Puedo hacer lo que me plazca ». Actualmente, podréis encontrar muchos ingenuos en este país que dicen : « Yo no estoy atado. yo Soy el mismo Dios. Dejadme hacer lo que quiera. Esto no es correcto, aunque es cierto que el alma está más allá de todas las leyes, físicas, mentales o morales. Donde hay una ley hay esclavitud ; más allá de la ley está la libertad. Es también cierto que la libertad está en la naturaleza del alma, que es su derecho de nacimiento : la verdadera libertad del alma brilla a través de los velos de la materia en forma de la aparente libertad del ser humano. Cada momento de vuestras vidas sentís que sois libres. No podemos vivir, hablar ni respirar un momento sin tener la sensación de que somos libres ; pero, al mismo tiempo, un poco de imaginación nos muestra que somos como máquinas, y no libres. Entonces, ¿cuál es la verdad? ¿Es esta idea de libertad un engaño? Una de las partes sostiene que la idea de libertad es una ilusión ; otra dice que la idea de esclavitud es un engaño. ¿Cómo es posible? El ser humano es realmente libre, el ser humano real no puede sino ser libre. Es cuando entra en el mundo de Maya, en el nombre y la forma, cuando se esclaviza. El libre albedrío es un término equivocado. La voluntad nunca puede ser libre. ¿Cómo puede serlo? La voluntad del ser humano solo existe cuando el ser humano real se ha esclavizado, no antes. La voluntad del hombre está atada, pero el fundamento de esa voluntad es eternamente libre. Por lo tanto, incluso en el estado de esclavitud que llamamos vida humana o vida de dios, en la tierra o en el cielo, permanece en nosotros el recuerdo de libertad, que es nuestra por derecho divino. Y consciente o inconscientemente, todos estamos luchando por alcanzarla. Cuando un ser humano ha alcanzado su propia libertad, ¿cómo puede estar atado por alguna ley? Ninguna ley en este universo lo puede atar, porque este universo es suyo.
Él es todo el universo. Decid que él es todo el universo, o decid que para él no hay universo. Entonces, ¿cómo puede tener esas pequeñas ideas sobre el sexo y sobre el país? ¿Cómo puede decir que es un hombre, una mujer o un niño? ¿No son mentiras? Él sabe que lo son. ¿Cómo puede decir que estos son los derechos del ser humano y estos otros son los derechos de la mujer? Nadie tiene derechos ; nadie existe de manera independiente. No hay ni hombre ni mujer ; el alma no tiene sexo, es eternamente pura. Es una mentira decir que yo soy un hombre o una mujer, o decir que pertenezco a este país o a este otro. Todo el mundo es mi país, todo el universo es mío, porque me he vestido con él como si fuera mi cuerpo. Sin embargo, vemos que hay gente en este mundo que está lista para hacer valer estas doctrinas, y al mismo tiempo hacen cosas que debemos calificar de inmundas ; si les preguntamos por qué lo hacen, nos dicen que es nuestra ilusión y que ellos no pueden hacer nada malo. ¿Cuál es la prueba por la que han de ser juzgados? La prueba está aquí.
Si bien y el mal son dos manifestaciones condicionadas del alma, el mal es la capa más externa y el bien es el recubrimiento más cercano al ser humano real, al Ser. Un individuo no podrá llegar a la capa del bien a menos que un atraviese la capa del mal, y si no ha pasado a través de ambas capas, no podrá llegar al Ser. ¿Qué es lo que permanece unido a quien alcanza el Ser? Un poco de karma, un poco del impulso de la vida pasada, pero son impulsos positivos. Mientras los impulsos negativos no sean totalmente disueltos y las impurezas del pasado se quemen por completo, es imposible que cualquier individuo vea y se dé cuenta de la verdad. Por lo tanto, es el remanente de las buenas impresiones de la vida pasada, el impulso positivo, lo que queda unido al individuo que ha alcanzado el Ser y que ha visto la verdad. Incluso si vive en el cuerpo y trabaja sin cesar, solo trabaja para hacer el bien, sus labios solo bendicen a todos, sus manos hacen solamente obras bondadosas, su mente solo puede tener buenos pensamientos, su presencia es una bendición donde quiera que vaya. Él mismo es una bendición. Tal ser humano, con su sola presencia, convertirá en santos incluso a las personas más malvadas. Aunque no hable, su presencia será una bendición para la humanidad. ¿Pueden estos individuos hacer algún mal? ¿Pueden hacer malas acciones? Hay que recordar la enorme diferencia existente entre la realización y las meras palabras. Cualquier ingenuo puede hablar, incluso los loros hablan. Hablar es una cosa, pero la realización es otra. Filosofías, doctrinas, argumentos, libros, teorías, iglesias, sectas…, todas son buenas a su manera ; pero cuando llegue esa realización se derrumbarán.
Por ejemplo, los mapas son buenos, pero cuando veis el país de verdad y después miráis de nuevo los mapas, ¡qué diferencia tan grande! Así, quienes se han dado cuenta de la verdad no necesitan los raciocinios de la lógica y de otras gimnasias del intelecto para hacerles comprender la verdad ; es para ellos la vida de sus vidas, concretizada, hecha más tangible. Es, como dicen los sabios de la Vedanta, « incluso como una fruta en vuestra mano » ; podéis poneros de pie y decir que está ahí. Quienes se han dado cuenta de la verdad se pondrán de pie y dirán : « Aquí está el Ser ». Podéis discutir con ellos durante un año, pero ellos os sonreirán, considerarán que se trata del parloteo de un niño, y permitirán que el niño parlotee. Se han dado cuenta de la verdad y están satisfechos. Supongamos que habéis visto un país, y otro individuo se os acerca y trata de deciros que ese país nunca existió. Puede seguir argumentando de forma indefinida, pero en lo único que pensaréis con respecto a él es que debería estar encerrado en un manicomio. Así que el ser humano realizado dice : « Toda esta charla en el mundo acerca de sus pequeñas religiones no es más que parloteo. La realización es el alma, la esencia misma de la religión ». La religión puede ser aprehendida. ¿Estáis listos? ¿La queréis? De ser así, vosotros también podréis realizaros, y entonces seréis verdaderamente religiosos. No habrá diferencia entre vosotros y los ateos hasta que no alcancéis la realización, hasta que no aprehendáis. Los ateos son sinceros ; en cambio, el individuo que dice que cree en la religión y que nunca intenta aprehenderla no es sincero.
La siguiente pregunta es saber lo que viene después de la realización. Supongamos que hemos aprehendido la unidad del universo, que somos este Ser infinito ; y supongamos que hemos aprehendido que este Ser es la única existencia y que es el mismo Ser que se está manifestando en todas estas diversas formas : ¿qué sucede con nosotros después? ¿Nos volveremos inactivos, nos sentaremos en una esquina para morir allí? « ¿Y para qué sirve en este mundo? » ¡La antigua pregunta! En primer lugar, ¿por qué debería beneficiar al mundo? ¿Hay alguna razón por la que debería? ¿Qué derecho tiene cualquiera a hacer la pregunta : « ¿Y para qué sirve? »? ¿Qué quiere decir eso? A un bebé le gustan los caramelos. Supongamos que estáis llevando a cabo unas investigaciones en relación con alguna cuestión de la electricidad. El bebé os pregunta : « ¿Sirve para comprar caramelos? », y vosotros respondéis que no. « Entonces, ¿para qué sirve? », vuelve a preguntar el bebé. De igual forma, los seres humanos se preguntan : « ¿Para qué sirve esto en el mundo? ¿Nos va a dar dinero? ». « No ». « Entonces, ¿ qué sentido tiene? ». Eso es lo que los seres humanos quieren decir con hacer el bien en este mundo. Sin embargo, la realización religiosa brinda todo el sentido al mundo. La gente tiene miedo de que cuando la alcancen, cuando se den cuenta de que no hay más que uno, las fuentes del amor estén secas, que todo en la vida desaparezca, que todo lo que aman desaparezca para ellos, por así decirlo, en esta vida y en la vida que está por venir. La gente nunca se detiene a pensar en que aquellos que otorgaron el más mínimo pensamiento a sus individualidades fueron los mayores trabajadores en el mundo. Un ser humano solo puede amar cuando descubre que el objeto de su amor no es algo bajo, mortal. Un ser humano solo puede amar cuando se da cuenta de que el objeto de su amor no es un terrón de tierra, sino Dios mismo. La esposa amará más a su marido cuando piense que su marido es el mismísimo Dios. El marido amará más a su esposa cuando sepa que su esposa es el mismísimo Dios. La madre que más amara a sus hijos será aquella que piense que sus niños son el mismísimo Dios. Una persona amará a su enemigo más grande si ve en él al mismísimo Dios. Un ser humano amará a un hombre santo si sabe que el hombre santo es el mismísimo Dios, y ese mismo hombre también amará a los que no son santos porque sabe que en el fondo de estos individuos está Él, el Señor. Tal ser humano se convierte en un motor del mundo ; para él su pequeño « yo » está muerto, y en su lugar se encuentra Dios. Todo el universo se transformará para él. Lo que es doloroso y miserable se desvanecerá ; las luchas concluirán. En lugar de ser una prisión, en la que cada día luchamos, peleamos y competimos por un bocado de pan, este universo será para nosotros un parque de atracciones. ¡Hermoso será ese universo! Solo dicho ser humano tiene derecho a ponerse de pie y decir : « ¡Qué hermoso es este mundo! ». Solo él tiene el derecho de decir que todo es bueno. Este será el gran bien para el mundo que resulta de dicha realización, en lugar de este mundo que continúa lleno de roces y luchas, si toda la humanidad se da cuenta hoy —aunque sea mínimamente— de esa gran verdad ; cambiará el aspecto de todo el mundo y, en lugar de luchas y disputas, habría un reinado de paz. Esta indecente y brutal prisa que nos obliga a ir por delante de todos los demás desaparecerá del mundo ; con ella se desvanecerán todas las luchas, se desvanecerá todo el odio y todas las envidias ; todo el mal se desvanecerá para siempre. Serán dioses quienes vivirán sobre esta tierra. Esta misma tierra se convertirá en el cielo, ¿y qué mal puede existir cuando los dioses están jugando con los dioses, cuando los dioses están trabajando con los dioses, cuando los dioses se aman entre ellos? Esa es la gran utilidad de la realización divina. Todo lo que veis en la sociedad cambiará y se trasformará. No pensaréis más en el ser humano como el mal, y ese será el primer gran beneficio. No os pararéis nunca más para echar una mirada burlona a un pobre hombre o a una mujer que ha cometido un error. Nunca más miraréis con desprecio a la pobre mujer que camina por la calle en la noche, porque incluso en ella veréis al propio Dios. No pensaréis más en los celos y los castigos. Todo ello desaparecerá, y el amor, el gran ideal del amor, será tan poderoso que no será necesario el látigo para orientar a la humanidad.
Si una millonésima parte de los hombres y mujeres que viven en este mundo simplemente se sentara durante unos minutos y dijera : « ¡Todos vosotros sois Dios, oh seres humanos, oh animales y seres vivos. Todos sois manifestaciones de la única deidad viviente! ». Todo el mundo cambiaría en media hora.
En lugar de lanzar bombas enormes de odio en cada esquina, en lugar de proyectar corrientes de celos y malos pensamientos, la gente de cada país pensará que todo se trata de Él. Él es todo lo que veis y sentís. ¿Cómo podéis ver el mal si el mal no está en vosotros? ¿Cómo podéis ver al ladrón a menos que esté aferrado a vuestro corazón? ¿Cómo podéis ver al asesino a menos que vosotros mismos seáis lo seáis? Sed buenos y el mal desaparecerá. Así todo el universo cambiará. Este es el mayor beneficio para la sociedad. Este es el gran beneficio para el organismo humano. Estos pensamientos fueron formulados en voz alta, elaborados en tiempos antiguos entre los individuos en la India. Por diversas razones, como la exclusividad de los profesores y la conquista extranjera, no se permitió que estos pensamientos se propagaran. Sin embargo, son grandes verdades, y en donde han estado presentes, el ser humano se ha vuelto divino. Toda mi vida ha cambiado por la caricia de uno de esos hombres divinos, de quien os hablaré el próximo domingo. Y llegará el momento en el que estos pensamientos sean propagados por el extranjero, por todoel mundo. En lugar de vivir en monasterios, en lugar de limitarse a los libros filosóficos para que solo los sabios los estudien, en lugar de ser la posesión exclusiva de las sectas y de algunos de los doctos, todos estos pensamientos serán difundidos por todo el mundo, para que se conviertan en la propiedad común del santo y del pecador ; de hombres, mujeres y niños ; de sabios e ignorantes. Entonces permearán la atmósfera del mundo, y el mismo aire que respiramos dirá con cada una de sus pulsaciones, « Tú eres eso ». Y todo el universo, con sus miríadas de soles y lunas, a través de todo lo que habla, con una sola voz dirá : « Tú eres eso ».