Capítulo VIII: La Adoración de Imágenes y Sustitutos #
Los siguientes puntos que debemos considerar son la adoración de pratikas, o de cosas más o menos satisfactorias como sustitutos de Dios, y la adoración de pratimas o imágenes. ¿Qué es la adoración de Dios a través de un pratika?
Bhagavân Râmânuya dice que es: अब्रह्मणि ब्रह्मदृष्ट्यऽनुसन्धानम् «unir la mente con devoción a algo que no es Brahman, considerándolo como Brahman». Dice Shánkara: «Adorar la mente como Brahman, esto es interno; y, al âkâsha como Brahman, esto es respecto de los devas». La mente es un pratika interno, el akasha es uno externo y ambos deben ser adorados como sustitutos de Dios. Prosigue Shánkara: «Igualmente, “el sol es Brahman, tal es el mandamiento […]. Aquel que adora el Verbo como Brahman…” en todos estos pasajes la duda surge al respecto de la adoración de pratikas». La palabra pratika significa «yendo hacia». Adorar un pratika es adorar una cosa como sustituto que, en uno o muchos aspectos, se asemeja cada vez más a Brahman, pero que no es Brahman. Además de los pratikas mencionados en los shrutis, hay varios otros que se encuentran en los puranas y en los tantras. En esta clase de adoración de pratikas, se puede situar también todas las formas de adoración de pitris y de devas.
Ahora bien, adorar a Ishvara y solo a Él es bhakti. La adoración de toda otra cosa, deva, pitri, o cualquier otro ser, no puede ser bhakti. Las diversas formas de adoración de los diferentes devas deben considerarse ritos, que únicamente procuran al adorador un resultado concreto en forma de algún goce celestial, pero que jamás pueden elevar al bhakti ni conducir al mukti. Por lo tanto, hay que tener en mente una cosa: si, como puede suceder en algunos casos, el ideal altamente filosófico, el supremo Brahman, es reducido por la adoración a los pratikas al nivel de los pratikas y el pratika mismo es considerado el atman del adorador, o su antaryâmin (conocedor interno), el adorador se engaña, pues ningún pratika puede, en realidad, ser el atman del adorador.
Pero donde Brahman mismo es el objeto de adoración y el pratika solo queda como un sustituto o una sugestión de Brahman, es decir, donde a través del pratika se adora al omnipresente Brahman, el pratika mismo es idealizado como la causa de todo, es decir, Brahman. La adoración es extremadamente beneficiosa, es más, es absolutamente necesaria para todos los hombres hasta que superan el estado primario o preparatorio de la mente acerca de la adoración. De este modo, cuando se adoran a dioses u otros seres por sí mismos, esta adoración solo es un karma ceremonial y, como vidyâ (ciencia), solo nos da los frutos que corresponden a esa vidyâ en concreto. Pero, cuando se considera a los devas u otros seres como Brahman y se los adora como tal, el resultado obtenido es el mismo que con la adoración de Ishvara. Esto explica cómo, en muchos casos, tanto en los shrutis como en los smritis, un dios, un sabio, o algún otro ser extraordinario es tomado y elevado por encima de su propia naturaleza, idealizado como Brahman y después adorado. Dice el advaita: «¿Acaso no es todo Brahman cuando el nombre y la forma le han sido quitados?». El visista dice: «¿No es Él, el Señor, el ser más recóndito de todos?».
फलम् आदित्याद्यपासनेषु ब्रह्मैव दास्यति सर्वाध्यक्षत्वात्
«Es Brahman mismo quien otorga fruición de incluso la adoración de los adityas etc., puesto que Él es el amo de todo» dice Shánkara en el Brahma-Sutra-Bhâsya.
ईदृशं चात्र ब्रह्मण उपास्यत्वं यतः
प्रतीकेषु तत्दृष्ट्याध्यारोपणं प्रतिमादिषु इव विष्ण्वादीनाम्।
«Aquí, de este modo, Brahman se convierte en el objeto de adoración, porque Él, como Brahman, se superpone a los pratikas, al igual que Visnú, etc. se superponen a las imágenes, etc.»
Las mismas ideas se aplican a la adoración de las pratimas, es decir, que, si la imagen representa un dios o un santo, la adoración no es el resultado de bhakti y no conduce la liberación; pero, si ella representa al Dios único, la adoración traerá bhakti y mukti. De las principales religiones del mundo, vemos que el vedantismo, el budismo y algunas formas del cristianismo emplean imágenes con libertad. Solo dos religiones, el islamismo y el protestantismo, rechazan tal ayuda. Sin embargo, los islamistas utilizan sepulcros de sus santos y de sus mártires casi como imágenes y los protestantes, al rechazar toda ayuda concreta a la religión, se han ido alejando cada vez más de la espiritualidad, hasta el punto de que hoy en día no hay casi ninguna diferencia entre los protestantes más avanzados y los discípulos de Augusto Comte, o los agnósticos que solo predican ética. Por otra parte, en el cristianismo y el islamismo, toda la adoración existente de imágenes entra en la categoría en la cual el pratika o el pratima es adorado en sí mismo y no como un «medio para tener la visión» (drishtisaukaryam) de Dios, por lo que, a lo sumo, es una clase de karma ceremonial y no puede producir ni bhakti ni mukti. En esta forma de adoración de imágenes, la lealtad del alma no se consagra a Ishvara, sino a otras cosas y, por ello, este uso de imágenes, tumbas, templos y sepulcros es una verdadera idolatría. En sí ni es pecaminoso ni está mal, es un rito, un karma y los adoradores deben tener y tendrán los frutos de este culto.