La Renuncia del Bhakta Viene del Amor

Capítulo II: La Renuncia del Bhakta Viene del Amor #

Vemos el amor por todas partes en la naturaleza. Todo lo que en la sociedad es bueno, grande, y sublime es el resultado del amor; todo lo que en la sociedad es muy malo, o incluso diabólico, es el resultado de esta misma emoción del amor mal dirigida. Es la misma emoción que nos brinda el puro y santo amor conyugal entre marido y mujer, así como también lo que da esa clase de amor cuya finalidad es satisfacer las formas más bajas de la pasión animal. La emoción es la misma, pero su manifestación es diferente en los distintos casos. Es el mismo sentimiento de amor, bien o mal dirigido, quien impulsa a un hombre a hacer el bien y dar todo lo que posee a los pobres, mientras que a otro le hace cortar el cuello a sus hermanos y apoderarse de sus bienes. El primero ama al prójimo tanto como el segundo se ama a sí mismo. Mientras que en el primer caso la dirección del amor es recta y adecuada, en el último es mala. El mismo fuego que cuece nuestra comida, puede también quemar a un niño y, si eso sucede, no es por culpa del fuego; la diferencia está en el modo en que se emplea. Así, el amor, ese intenso anhelo de unión, ese poderoso deseo de dos seres de ser solo uno y que puede ser, después de todo, el deseo de todos los seres de volverse uno, se manifiesta por todas partes, bajo formas más o menos elevadas según los casos.

El bhakti yoga es la ciencia del amor superior, nos muestra cómo dirigirlo, cómo controlarlo, cómo manejarlo, cómo usarlo, cómo darle una nueva meta, por así decirlo, y, de este modo, lograr los más altos y gloriosos resultados, es decir, nos muestra cómo hacer para que nos conduzca a la dicha espiritual. El bhakti yoga no dice «abandona»; solo dice «ama, ama lo Supremo». Todo lo inferior se aleja de forma natural de aquel cuyo objeto de amor es lo Supremo.

«Yo no puedo decir nada de Ti, salvo que Tú eres mi amor.¡Tú eres hermoso, oh, Tú eres hermoso! Tú eres la belleza misma». Después de todo, lo que se nos requiere en este yoga en realidad es que dirijamos nuestra sed de belleza hacia Dios. ¿Qué es la belleza en un rostro humano, en el cielo, en las estrellas y en la luna? Solo es una aprehensión parcial de la Belleza Divina real que todo penetra. «Si Él brilla, todo brilla. Es por medio de Su luz que todas las cosas brillan». Adoptad este elevado punto de vista del bhakti que os hará olvidar enseguida vuestras pequeñas personalidades. Alejaos de todos los pequeños apegos egoístas del mundo. No consideréis a la humanidad el centro de todos vuestros intereses humanos y superiores. Sed testigos, como un estudiante, y observad los fenómenos de la naturaleza. Tened para con el hombre el sentimiento de no apego y ved cómo el poderoso sentimiento de amor se abre camino en el mundo. A veces, se produce un ligero roce, pero esto solo ocurre durante la lucha por alcanzar el verdadero amor supremo. A veces hay pequeñas luchas, o caídas, pero esto es algo propio de recorrer el camino. Manteneos a un lado y dejad sin reservas que esos roces se produzcan. Solo los sentiréis cuando os encontréis en la corriente del mundo; pero si estáis apartados, como simples testigos y estudiantes, seréis capaces de ver que hay millones y millones de canales en los cuales Dios se está manifestando como Amor.

«Donde quiera que haya dicha, aun en la más sensual de las cosas, hay una chispa de esa Eterna Dicha que es el Señor mismo». Incluso en las formas más bajas de atracción está el germen del amor divino. Uno de los nombres del Señor en sánscrito es Hari y eso significa que Él atrae todas las cosas hacia sí mismo. En verdad, la Suya es la única atracción digna del corazón humano. ¿Quién puede atraer verdaderamente un alma?¡Tan solo Él! ¿Creéis acaso que la materia inerte puede atraer el alma? No ha sucedido, ni sucederá jamás. Cuando veis a un hombre siguiendo un rostro hermoso, ¿pensáis que es el puñado de moléculas materiales organizadas lo que realmente atrae a ese hombre? En absoluto. Detrás de esas partículas materiales debe estar y está la mano de la divina influencia y del divino amor. El hombre ignorante no lo sabe, pero, no obstante, consciente o inconscientemente, es atraído por eso y nada más que por eso. Así, incluso la forma más baja de atracción deriva su poder de Dios mismo. «Nadie,¡oh querida!, amó jamás al marido por el marido mismo; es por el Âtman, por el Señor que está dentro que el marido es amado». Las amantes esposas pueden saberlo o no, pero esa es la verdad. «Nadie,¡oh querida!, amó jamás a la esposa por la esposa misma; es el Ser en la esposa lo que es amado». Del mismo modo, nadie ama a un niño o cualquier otra cosa en el mundo, sino que solo se ama a Él, que está dentro. El Señor es el gran imán y todos nosotros somos como limaduras de hierro. Así, Él nos atrae constantemente y todos luchamos por alcanzarle. Toda esta lucha que libramos en este mundo no existe para satisfacer fines egoístas. Los cortos de entendederas no saben lo que hacen y, sin embargo, el trabajo de toda su vida es acercarse al gran imán. El objetivo de toda esta tremenda lucha y este batallar de la vida es llevarnos finalmente hasta Él y hacer que seamos uno con Él.

Sin embargo, el bhakti-yogi conoce el significado de las luchas de la vida y las comprende. Él ha pasado por una larga serie de estas luchas, por lo que sabe lo que significan y desea fervientemente ser libre de los conflictos que de ellas resultan; trata de evitar los choques y se dirige hacia el centro de toda atracción, hacia el gran Hari. Esta es la renuncia del bhakta. Esta poderosa atracción hacia Dios hace que todas las otras atracciones se desvanezcan para él. Este poderoso amor infinito hacia Dios que entra en su corazón no deja ningún lugar para otro amor. ¿Cómo podría ser de otro modo? El bhakti llena su corazón con las divinas aguas del océano de amor, el cual es Dios mismo; allí no hay sitio para pequeños amores. Es decir, que la renuncia del bhakta es vairâgya, o no apego por cosa alguna que no sea Dios, lo cual resulta de anurâga, o gran devoción por Dios.

Esta es la preparación ideal para alcanzar el bhakti supremo. Cuando esta renuncia viene, se abren las puertas para el alma para pasar y alcanzar las elevadas regiones de la devoción suprema, o para-bhakti. En ese momento, comenzamos a comprender lo que es el para-bhakti y el hombre que ha entrado solo en santuario íntimo del para-bhakti tiene derecho a decir que todas las formas y símbolos le son inútiles como ayuda para alcanzar la realización religiosa. Solo él ha alcanzado ese estado supremo de amor comúnmente llamado fraternidad humana, los otros solo pueden parlotear sobre ella. Él no ve distinciones; el poderoso océano del amor ha entrado en él y no ve al hombre en el hombre, sino que ve a su Amado en todas partes. Para él, Hari brilla a través de todos los rostros. La luz del sol o de la luna son manifestaciones Suyas. Donde quiera que haya belleza o sublimidad, para él es todo Él. Tales bhaktas viven todavía entre nosotros, el mundo nunca está desprovisto de ellos. Ellos, aunque mordidos por una sierpe, solo dicen que llegó a ellos un mensajero de su Amado. Solo dichos hombres tienen derecho a hablar de fraternidad universal. No tienen resentimientos, sus mentes nunca reaccionan con odio o celos. Lo externo, lo sensual, se ha desvanecido de ellos para siempre. ¿Cómo podrían enfadarse cuando, mediante su amor, siempre pueden ver la Realidad tras las escenas?