Capítulo III: La Naturalidad del Bhakti Yoga y su Principal Secreto #
Aryuna preguntó a Shri Krishna: «¿Son los más grandes yogis aquellos que siempre te adoran con una atención constante y aquellos otros que adoran lo No diferenciado, lo Absoluto?». Y la respuesta fue: «Aquellos que concentran su mente en Mí, que Me adoran con constancia eterna y que están dotados de la fe más elevada son Mis mejores devotos y los más grandes yogis. Aquellos que adoran lo Absoluto, lo Indescriptible, lo No diferenciado, lo Omnipresente, lo Inimaginable, lo Inamovible, lo Universal y lo Eterno, dominando la actividad de sus órganos y teniendo la convicción de su ecuanimidad para con todas las cosas, consagrados a hacer el bien a todos los seres vienen a Mí solos. Pero para aquellos cuyas mentes adoran al Absoluto no manifestado, la dificultad de la lucha a lo largo del camino es mucho mayor, pues, en verdad, es solo con grandes dificultades que el sendero de lo Absoluto no manifestado puede ser recorrido por cualquier encarnado. Aquellos que, habiéndome ofrecido todas sus obras, con absoluta confianza en Mí, meditan sobre Mí y Me adoran sin apego alguno hacia ninguna otra cosa, a ellos Yo pronto los rescato del océano de los repetidos nacimientos y muertes, porque sus mentes están exclusivamente ligadas a Mí» —Gita XII.
Aquí se hace alusión al jnana-yoga y al bhakti yoga. Puede decirse que el pasaje antes citado los define a ambos. El jnana-yoga es admirable, es alta filosofía y es bastante curioso ver que cada ser humano piensa que puede hacer fácilmente todo lo que exige la filosofía; pero es extremadamente difícil seguir de verdad una vida conforme a la filosofía. A menudo, somos propensos a correr grandes peligros al tratar de dirigir nuestra vida por el camino de la filosofía. Puede decirse que este mundo se divide en dos grupos de personas: las de naturaleza demoniaca, que creen que el cuidado del cuerpo es el súmmum de la existencia, y las de naturaleza divina, que se percatan de que el cuerpo es simplemente un medio para alcanzar un fin, un instrumento destinado a la cultura del alma. Ciertamente, el demonio puede citar y cita las escrituras a favor de sus propósitos y es por ello que el sendero del conocimiento parece ofrecer un justificativo para lo que hace el malo, del mismo modo que ofrece incentivos para lo que hace el bueno. Ese es el gran peligro del jnana-yoga. Sin embargo, el bhakti yoga es natural, dulce y moderado; el bhakta no pretende vuelos tan altos como el jnana-yoga y, por lo tanto, no es propenso a sufrir tan grandes caídas. Por supuesto, hasta que no desaparecen las ligaduras del alma, esta no puede ser libre, cualquiera que sea la naturaleza del sendero que siga el hombre religioso.
He aquí un pasaje que muestra cómo, en el caso de una de las benditas gopis, se rompen las dos cadenas que atan el alma: la del mérito y la del demérito. «El intenso placer de meditar sobre Dios se llevó los efectos de unión de sus actos buenos. Entonces, la intensa tristeza del alma por no poder alcanzarlo limpió de ella toda inclinación pecaminosa y así se liberó».
तच्चिन्ताविपुलाह्लादक्षीणपुण्यचया तथा। तदप्राप्ति महद्दुःखविलीनाशेषपातका॥ निरुच्छासतया मुक्तिं गतान्या गोपकन्यका॥ (Vishnu-Purâna)
En el bhakti yoga, el principal secreto es, por lo tanto, saber que los diversos sentimientos, pasiones y emociones en el corazón humano no son malos en sí mismos, pero que deben ser cuidadosamente controlados y dirigidos hacia una meta cada vez más elevada hasta que alcancen la condición de más alta excelencia. La meta más elevada es la que nos lleva a Dios y cualquier otra meta es inferior. Descubrimos que el placer y el dolor son sentimientos comunes y recurrentes en nuestras vidas. Cuando un hombre siente dolor por no tener riqueza o cualquier otra cosa terrenal, está dando una meta equivocada al sentimiento. No obstante, el dolor tiene su utilidad. Deja que un hombre sienta dolor por no haber alcanzado lo Supremo, por no haber alcanzado a Dios, y ese dolor será su salvación. Cuando te alegras por tener un puñado de monedas, la capacidad de alegrarte te dirige hacia una meta equivocada; se le debería dar una meta más elevada, pues debe existir para servir al Ideal Supremo. El placer en este ideal debe ser nuestra mayor alegría. Esto mismo también es cierto para con los otros sentimientos. El bhakta dice que ninguno de ellos es mal, los acepta todos y los dirige constantemente hacia Dios.