Capítulo IV: Las Formas de Amor Manifestación #
He aquí algunas de las formas en las que se manifiesta el amor. La primera es la reverencia. ¿Por qué la gente muestra reverencia por los templos y lugares sagrados? Porque a Él se lo adora allí y, así, Su presencia se asocia con todos estos lugares. ¿Por qué, en todos los países, la gente reverencia a los maestros religiosos? Porque para el corazón humano es natural hacerlo, ya que todos esos maestros predican sobre el Señor. La reverencia, en el fondo, viene del amor, pues ninguno de nosotros puede reverenciar a quien no ama. Entonces viene priti, el placer en Dios.¡Qué inmenso placer encuentra el hombre en los objetos de los sentidos! El hombre va a cualquier parte y corre cualquier peligro para conseguir la cosa que ama, las cosas que desean sus sentidos. Lo que se requiere del bhakta es este tipo de intenso amor que, no obstante, debe ser dirigido a Dios. A continuación, viene el más dulce de los sufrimientos: viraha, el dolor intenso debido a la ausencia del Amado. Cuando el hombre siente ese dolor intenso por no haber alcanzado a Dios, no ha conocido la única cosa digna de ser conocida y, en consecuencia, se encuentra angustiado y casi enloquecido. Eso es viraha. Este estado de la mente lo hace sentirse intranquilo en presencia de cualquier otra cosa que no sea su Amado. En el amor terrenal, vemos cuán frecuente es este viraha. Así, cuando un hombre está real e intensamente enamorado de una mujer, o una mujer de un hombre, sienten una especie de fastidio natural en presencia de todos aquellos a quienes no aman. La mente es presa de exactamente ese mismo estado de impaciencia respecto de todo lo que no se ama cuando el para-bhakti la domina; incluso le resulta desagradable cualquier conversación que no sea acerca de Dios. «Piensa en Él, piensa solo en Él y renuncia a todas las otras palabras vanas». (तदर्थप्राणसंस्थानं). El bhakta establece amistad con aquellos que solo hablan de Él, mientras que aquellos que hablan de cualquier otra cosa se le antojan antipáticos. Se llega a un estado de amor aún más elevado, cuando se sigue viviendo por amor a ese único Ideal de Amor, cuando la vida en sí es considerada hermosa y digna de ser vivida solo por ese Amor (तदर्थप्राणसंस्थानं). Sin este Amor, una vida así no duraría un instante. La vida es dulce porque se piensa en el Amado. Tadiyatâ («ser Suyo») es un estado al que se llega cuando un hombre se vuelve perfecto según el bhakti, cuando ha logrado la bienaventuranza, cuando ha alcanzado a Dios, cuando, por así decir, ha tocado los pies de Dios. Entonces toda su naturaleza es purificada y completamente transformada. El propósito de su vida ha sido logrado. Sin embargo, muchos de estos bhaktas no viven más que para adorarlo. Es la felicidad, el único placer de la vida al cual no renuncian. «¡Oh rey!, tal es la bienaventurada cualidad de Hari que incluso aquellos que han quedado satisfechos de todas las cosas, que han cortado los lazos de su corazón, adoran al Señor por amor al amor». El Señor «al que adoran todos los seres celestiales, todos los amantes de la liberación y todos los conocedores del brahman». यं सर्वे देवा नमन्ति मुमुक्षवो ब्रह्मवादिनश्चेति . Tal es el poder del amor. Cuando un hombre se ha olvidado completamente de sí mismo y no tiene ningún sentimiento de posesión, alcanza el estado de tadiyata y todo es sagrado para él, pues todo pertenece a su Amado. Incluso en el caso del amor terrenal, el que ama piensa que todo lo que pertenece a su amado es sagrado y, por ende, querido para él. Llega a amar hasta un trozo de tela perteneciente al predilecto de su corazón. Del mismo modo, cuando un hombre ama al Señor, llega a amar a universo todo, pues todo es Suyo.