Capítulo VI: El Conocimiento Superior y el Amor Superior Son Uno Para el Verdadero Amante #
Los Upanishads distinguen entre el conocimiento superior y el conocimiento inferior y para el bhakta no existe ninguna diferencia entre este conocimiento superior y su amor superior (parâ-bhakti). El Mundaka Upanishad dice:
व्दे विद्ये वेदितव्ये इति ह स्म यद्ब्रह्मविदो वदन्ति। परा चैवापरा च॥ तत्रापरा ॠग्वेदो यजुर्वदः सामवेदोऽथर्ववेदः शिक्षा कल्पो व्याकरणं निरुक्तं छन्दो ज्योतिषमिति। अथ परा यया तदक्षरमधिगम्यते॥
«Los conocedores del brahmán declaran que hay dos clases de conocimiento dignas de ser conocidas, a saber: el superior (parâ) y el inferior (aparâ). El conocimiento inferior está formado por el Rig-Veda, el Yajur-Veda, el Sâma-Veda, el Atharva-Veda, el shikshâ (o la ciencia que se encarga de la pronunciación y el acento), el kalpa (o la liturgia del sacrificio), la gramática, el nirukta (o la ciencia que se encarga de la etimología y del significado de las palabras), la prosodia y la astronomía; y el conocimiento superior es aquel mediante el cual se conoce al Inmutable»
Así, se muestra con claridad que el conocimiento superior es el conocimiento del brahman. El Devi-Bhâgavata nos da la siguiente definición del amor superior (para-bhakti): «Como el aceite vertido de un recipiente a otro forma un chorro ininterrumpido, del mismo modo, cuando la mente piensa en el Señor en la forma de una corriente continua, tenemos lo que se llama el para-bhakti o amor supremo». Esta clase de dirección inalterable y siempre firme de la mente y del corazón hacia el Señor con una inseparable adhesión es la manifestación más elevada del amor del hombre por Dios. Todas las otras formas de bhakti no son más que el estado preparatorio para alcanzar esta forma superior, es decir el para-bhakti, al cual también se conoce como el amor al cual se llega después del apego (râgânugâ). Una vez que este amor supremo entre en el corazón del hombre, su mente pensará continuamente en Dios y no recordará ninguna otra cosa. No querrá dar en sí mismo sitio a otros pensamientos que no sean los de Dios y su alma será invenciblemente pura y romperá por sí misma, todas las ligaduras de la mente y de la materia y se volverá serenamente libre. Solo este hombre puede adorar al Señor en su propio corazón; para él todos los símbolos, formas, escrituras y doctrinas son innecesarios e incapaces de prestarle servicio alguno. No es fácil amar al Señor así. Generalmente, solo se ve florecer el amor humano donde este va en ambas direcciones y, donde el amor solo se ofrece y no se devuelve, el resultado natural es una fría indiferencia. Sin embargo, hay algunos escasos ejemplos en los cuales podemos ver manifestarse el amor incluso allí donde no es recíproco. Como ilustración, podemos comparar este amor con el de la polilla por el fuego. El insecto adora el fuego, cae en él y muere. Amar así está, ciertamente, en la naturaleza de este insecto. Amar porque es la naturaleza del amor es innegablemente la manifestación más elevada y desinteresada de amor que puede verse en el mundo. Un amor así, que se desarrolla en el plano de la espiritualidad, conduce necesariamente a la realización del para-bhakti.