El Triángulo del Amor

Capitulo VII: El Triángulo del Amor #

Podemos representar el amor como un triángulo, cada uno los triángulos corresponden a una de sus características inseparables. No puede haber triángulo sin sus tres ángulos, y no puede haber amor verdadero sin las siguientes características. El primer ángulo de nuestro triángulo del amor, es que el amor no conoce la negociación. Dondequiera que estés buscando algo a cambio, no puede haber amor verdadero, esto se vuelve un simple comercio / se volvería un simple comercio. Por tanto, siempre que haya la idea de obtener algo / un favor de Dios a cambio de nuestro respeto y lealtad hacia él, no puede haber amor verdadero creciendo en nuestros corazones. Aquellos quienes adoran a Dios porque él les concede favores seguro no lo adoraran si esos favores no son venideros. El Bhakta ama al señor porque él es adorable, no hay otro motivo que origine o dirija esta emoción divina del verdadero devoto.

Hemos oído decir que una vez un gran rey fue a un bosque y conoció a un sabio. Habló con el sabio un poco y estaba muy contento con su pureza y sabiduría. Luego, el rey quería obligar al sabio a recibir un presente de su parte. El sabio rechazó hacer esto, diciendo, «Las frutas del bosque son suficiente alimento para mi; los arroyos(puros) del agua que fluyen de las montañas me dan suficiente bebida; Las cortezas de los árboles me abastecen con suficiente capa / me cubren lo suficiente; y las cuevas de las montañas forman mi casa. ¿Por qué debo tomar / aceptar algún presente de usted o de alguien mas?» El rey dijo, «Solo para beneficiarme, señor, por favor toma algo de mis manos y ven conmigo a la ciudad y a mi palacio.» Después de mucha persuasión, el sabio finalmente consintió hacer como el rey deseaba y fue con él a su palacio. Antes de ofrecerle al sabio el presente, el rey repitió sus oraciones, diciendo, «Señor, dame más hijos; Señor, dame más riquezas; Señor dame más tierras; Señor, mantén mi cuerpo en buena salud», etcétera. Antes que el rey terminara de decir sus oraciones, el sabio se levantó y se alejó silenciosamente de la habitación. En eso, el rey se quedó perplejo y comenzó a seguirlo, gritando fuerte, «Señor te vas, no has recibido mis regalos.» El sabio se volteo y dijo, «No ruego a mendigos. No eres más que un mendigo, y ¿cómo puede usted darme algo? No soy un tonto para pensar en quitarle algo a un mendigo como usted. Apártese, y no me siga».

Hay que resaltar con claridad la diferencia entre simples mendigos y los que en verdad aman a Dios. Mendigar no es el lenguaje del amor. Adorar a Dios aunque sea para lograr la salvación o alguna otra recompensa es una degeneración del amor. El amor no sabe de recompensa. El amor es siempre salvado por el amor. El Bhakta ama porque no puede ayudar a amar. Cuando ves un hermoso paisaje y te enamoras de él, tú no pides un favor al paisaje, tampoco el paisaje te pide algo. Sin embargo, la vista lleva a tu mente a un estado de felicidad. Esto suaviza todos las fricciones de tu alma, te hace tranquilo, casi te levanta, de momento, más allá de tu naturaleza mortal y te coloca en una condición de éxtasis divino. Esta naturaleza de amor verdadero es el primer ángulo de nuestro triángulo. No pidas nada a cambio de tu amor. Deja que tu posición sea siempre igual al que está dando / al del donador; da tu amor a Dios, pero no pidas nada a cambio incluso a él.

El segundo ángulo del triángulo del amor, es que el amor no conoce miedos. Aquellos que aman a Dios a través del miedo son los seres humanos más bajos, bastante subdesarrollados como hombres. Adoran a Dios por miedo al castigo. El es un gran ser para ellos, con un látigo en una mano y en la otra un cetro; si ellos no le obedecen temerán ser azotados. Esto es una verguenza adorar a Dios por miedo a ser castigados. Esta alabanza es en absoluto, la forma más primitiva de adorar el amor. Mientras haya miedo en el corazón, ¿Cómo puede haber amor también? El amor conquista naturalmente todos los miedos. Piensa en una joven madre en la calle y un perro le ladra, ella está aterrada y corre a la casa más cercana. pero suponte que al dia siguiente ella está en la calle con su hijo, y un león salta sobre su hijo. ¿Donde estaría su posición ahora? por supuesto, en la boca del león, protegiendo a su hijo. El amor conquista el miedo. El miedo viene de la idea egoísta de sentirse fuera del universo. Mientras más egoísta me vuelvo mas es mi miedo. Si un hombre piensa que él no es nada, el miedo seguramente vendrá hasta el. Y cuanto menos pienses que eres una persona insignificante, menos miedo habrá para ti / tendras. Siempre que haya al menos una chispa de miedo dentro de ti no podrá haber amor ahí . Amor y miedo son incompatibles; Dios nunca deber ser temido por quienes lo aman. El mandamiento, «No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano», El verdadero amor de Dios ríe / goza. ¿Como puede haber alguna blasfemia en la religión del amor? Cuanto más tomes el nombre de Dios, lo mejor es para ti, en la forma que puedas hacerlo. Solo tienes que repetir su nombre porque lo amas.

El tercer triángulo del amor, es que el amor no conoce rival, ya que en ello siempre está encarnado el ideal más elevado del amante. El amor verdadero nunca viene hasta que el objeto de nuestro amor nos haga nuestro supremo ideal. Puede ser que el amor humano en muchos casos se desvió o esté fuera de lugar, pero la persona a quien amas, la criatura que él ama es su propio supremo ideal. Uno puede ver su ideal en el vilest de los seres y otro en lo supremo de los seres; sin embargo, en cada caso este es el ideal que solamente puede ser verdadero e intensamente amado. El supremo ideal de cada hombre es llamado Dios. Ignorante o sabio, santo o pecador, hombre o mujer, educado o sin educación, culto o inculto, para cada ser humano el supremo ideal es Dios. La síntesis de todos los ideales superiores de la belleza, de la sublimidad, y poder nos da la más completa concepción del amante y adorable Dios.

Estos ideales existen de alguna forma u otra en cada mente natural; ellos forman una parte y dividen todas nuestra mentes. Todas las manifestaciones activas de naturaleza humana son luchas de estos ideales para que lleguen a ser realizadas en la vida práctica. Todos los movimientos que vemos alrededor de nuestra sociedad son causados por los distintos ideales en distintas almas que intentan salir y llegar a ser concretadas; lo que está adentro presiona para salir. Esta constante influencia del ideal es una fuerza, un motivo de poder, que puede ser visto para ser un trabajo constante entre la humanidad. Puede que después de unos cientos de nacimientos, después de luchas durante miles de años, el hombre encuentre lo que es en vano para intentar hacer el interior ideal moldeando completamente las condiciones externas y armonizandolas bien. Antes de darse cuenta de esto, él no intenta proyectar su propio ideal en el resto del mundo, pero adora este mismo ideal desde el punto de vista más alto del amor. Este ideal perfecto adopta a todos los ideales inferiores. Cada uno admite la verdad del refrán que un amante ve la belleza de helena sobre la frente de Ethiop. El hombre quien está de pie a un lado como espectador ve que el amor está fuera de lugar, pero el enamorado de todos modos solo ve a helena y no ve al Ethiop en lo absoluto. Helena o el Etiope, los objetos de nuestro amor ¿Son en verdad los centros alrededor de los cuales nuestros ideales se vuelven cristalizados? ¿Qué es lo que el mundo comúnmente adora? Es sin duda el concepto global, la idea perfecta de lo devoto y el amante. Ese ideal de amor supremo que los hombres y mujeres normalmente adoran es lo que está en ellos mismos; cada persona proyecta su propio ideal para el resto del mundo y se inclina ante esto. Es por eso por lo que encontramos hombres que son crueles y sanguinarios conciben a un Dios sediento de sangre, porque solo pueden amar su ideal supremo. Es por ello que los hombres buenos tienen un ideal supremo de Dios y su ideal es de hecho muy diferente al de los demás.